Plaza Pública / Liberar a Nadia

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Nadia Ernestina Zepeda Molina está presa en la cárcel de mujeres de Santa Marta Acatitla. Fue sentenciada a cinco años de prisión por un delito que no cometió. Presentado sólo de esa manera, su caso poco tendría de singular, pues para infortunio de todos en reclusorios y penitenciarías pululan cientos, quizá miles de personas condenadas sin haber infringido la ley, por la deplorable suma de arbitrariedad estatal, defensa deficiente y pobreza personal.

En el caso de Nadia, por añadidura, al agravio de que se le haga pagar una responsabilidad en que no incurrió se agregan los ultrajes que le asestaron sus captores, que permanecen impunes no obstante su plena identificación. Y por si eso fuera poco, su proceso estuvo plagado de irregularidades, que culminaron en enero pasado con una sentencia de amparo que en definitiva le negó la protección de la justicia federal contra el auto de formal prisión.

Nadia, entonces de 18 años y estudiante de bachillerato en el plantel Oriente del Colegio de Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional, fue detenida junto con su novio y un amigo de ambos el 23 de enero de 2003, en la colonia Agrícola Oriental. Se dirigían como otras veces a un café internet cuando fueron involuntarios testigos de lo que parecía una operación policiaca (practicada por unos 20 miembros del Grupo Sagitario, de la policía preventiva del Distrito Federal) pero era en realidad el asalto delictuoso a un edificio. Según narraron después vecinos que no se atrevieron a atestiguar y menos a presentar denuncia, los agentes dotados de armas de alto poder, vestidos de negro y encapuchados "rompieron la chapa de la puerta de un edificio... entraron y registraron violentamente los departamentos del inmueble tras someter a las personas que se encontraban en el interior, causaron destrozos y se llevaron, entre otras cosas, varios aparatos eléctricos. Los vehículos en los que llegaron los integrantes del grupo policial sirvieron para transportar lo robado. Los vecinos fueron amenazados para que no denunciaran los hechos ante las autoridades".

Mientras tanto, Nadia y sus acompañantes fueron subidos a uno de esos vehículos, donde ya se encontraba detenida una persona más. Se les golpeó y ella fue ultrajada allí mismo, lo que se repetiría cuando se la trasladó a una patrulla, a bordo de la cual fue conducida a una agencia del Ministerio Público federal, pues la acusaron de traficar con cocaína. Sus dos amigos quedaron en libertad al reconocerse...

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