PLAZA PÚBLICA / Contra inseguridad, desorganización

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Aunque se trata de una noticia sujeta a varios tipos de confirmación, hay que saludar la captura de los presuntos autores materiales del atentado que en Morelia, la noche del Grito, causó la muerte de ocho personas y heridas a decenas más. El paso del tiempo estaba añadiendo desesperanza a la dolencia nacional provocada por esa primera manifestación del terrorismo en nuestro País. La satisfacción social por la detención de esos delincuentes sería cabal si mostrara la eficacia de los órganos federales de seguridad y procuración de justicia. Pero, infortunadamente, no parece que sea así.

La ubicación de los ahora detenidos fue posible por una denuncia anónima, no por el trabajo de indagación profesional de las autoridades. No es extravagante suponer que se trató en realidad de una delación, surgida de las rivalidades entre bandas delincuenciales, conocida públicamente antes del 15 de septiembre y evidenciada en mensajes incriminatorios posteriores a esa fecha, festiva desde siempre e infausta desde el estallido de granadas de fragmentación. Como quiera que sea, lo importante es que los responsables, al menos de lanzar los explosivos por cuenta de otros, están detenidos.

Pero sólo están arraigados. No se prevé consignarlos ante un juez que les inicie proceso, porque el Ministerio Público no dispone de elementos suficientes para hacerlo. Requiere tiempo para reunirlos y por eso mantendrá a los capturados el jueves en Apatzingán en esa suerte de limbo jurídico, un cautiverio rayano en mera privación de la libertad, que se cumple en reclusorios ajenos a la formalidad penitenciaria, al cabo del cual los detenidos pueden quedar en libertad.

Si es una versión auténtica del interrogatorio ministerial la que ha podido conocerse, a partir de esa diligencia será difícil organizar una acusación con fuerza persuasiva ante la justicia. He aquí muestras de ese cuestionario amateur, de esa conversación en que el interrogador y el interrogado emplean apenas media lengua: "¿Cómo era la granada que arrojaste? Era... este... pequeñita, así, este... de esas como... como así, con cuadritos, este, ceniza, ceniza como de un verde, de un verde, como verde oscuro, de ese tipo, señor. ¿Tipo como del que usan los soldados? Algo así, algo así, señor. Cuando quitas el seguro, ¿qué dices?, ¿qué haces con el seguro? Pues nada más acá, lo agarré el seguro, así, y cuando la misma... en el camino la boté y así me seguí, el seguro me quedó aquí en esta mano y pues, al tirarla...

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