Plaza Pública / Inequidad a la mexicana

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Quizá durante la semana de Pascua que comienza mañana, el Gobierno presentará un proyecto de reforma fiscal. Para evitar que sea objetado desde el principio, el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, anunció que no contendrá el tema tributario más polémico de la última década, la aplicación del Impuesto al Valor Agregado a fármacos y alimentos. Hasta donde se sabe, el propósito de la legislación será fortalecer las finanzas públicas, para que el Estado solvente sus obligaciones con menos apremios de como ahora lo hace. Aunque eventualmente puede tratarse de objetivos excluyentes, una reforma fiscal debe al mismo tiempo que aumentar la recaudación, atenuar las severas desigualdades que lastran a México; la existencia de esferas sociales que parecen pertenecer a naciones diferentes, así de ancha es la brecha que separa a los que tienen todo, de los que de todo carecen, la distancia entre el hombre más rico de nuestro país, tercero en el mundo, y quienes arrastran sus penurias en niveles infrahumanos.

Un reporte reciente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (Conbava) ofrece amplia evidencia sobre las breves dimensiones del mundo del dinero, habitado por unos cuantos que lo multiplican en el mercado de valores, lo hacen crecer en las sociedades de inversión o lo mantienen en cuentas bancarias para lo que pueda ofrecerse, ya que no para aumentar su volumen. He allí tres círculos concéntricos, o tres escalones donde se ubican quienes disponen de dinero y lo manejan en los circuitos financieros.

En el peldaño más bajo, y más ancho, se ubican los tenedores de cuentas de depósito y ahorro en el sistema bancario, que suman 45 millones, lo que no significa el mismo número de personas, pues en la cifra se incluyen las de las empresas, que las emplean para su gasto corriente, y las de los mexicanos que sacrifican su necesidad de sacar provecho a su dinero ante la mayor de mantener liquidez; disponibilidad de sus recursos. El saldo promedio en esas cuentas es de 39 mil pesos, lo que sugiere que el nivel menor ha de ser de magnitudes magras.

En el segundo peldaño están los poseedores de recursos que por su monto y menor necesidad de liquidez pueden acudir a las sociedades de inversión. El círculo es más estrecho, está compuesto por apenas millón y medio de cuentas (un millón 452 mil 316 para decirlo con exactitud). Los tenedores de esas cuentas, que son 40 veces menos que los cuentahabientes bancarios, son más de 40 veces más ricos que éstos...

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