Plaza Pública / El golpe del 21 de septiembre

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Uno de los motivos que dificulta entender la versión oficial de que el golpe del 21 de septiembre fue un deplorabilísimo accidente es que sus efectos parecen especialmente buscados. En unos minutos -que debieron ser terribles, si sus protagonistas cobraron conciencia de lo que pasaba y ocurriría- el presidente de la República perdió a un amigo entrañable, el más próximo y antiguo, y quedó descabezada la seguridad pública federal, en momentos especialmente críticos. Si el choque, incendio y destrucción del helicóptero en que viajaba el secretario Ramón Martín Huerta resultaron de una mera sucesión de hechos fortuitos, parecería que el azar se fijó propósitos específicos y contundentes, dirigidos al corazón de Vicente Fox y su gobierno.

De entre los miembros del primer círculo presidencial, Ramón Martín Huerta fue quien por más tiempo se mantuvo cercano a Fox. Hace casi 18 años fue una de las personas que indujo a la política al ahora jefe del Estado, que hasta después de cumplidas sus primeras cuatro décadas de vida se había manifestado ajeno y aun inmune a los asuntos públicos. Y desde entonces se multiplicaron las señales de proximidad y confianza entre ambos, tanto en lo personal como en lo político.

Nacido en San Juan de los Lagos, Jalisco, el 24 de enero de 1957, antes de los 30 años, radicado ya en León, donde se graduó como administrador de empresas, Martín Huerta era, simultáneamente, director general de la Asociación de Industriales de Guanajuato (AIG) y secretario general del comité estatal panista. Fox, que años atrás había vuelto a su tierra después de su exitoso trabajo en Coca-Cola, era vicepresidente de la AIG. Por conocerlo de cerca, Martín Huerta, sabedor de que Fox había mostrado interés en el PAN lo visitó en diciembre de 1987. En su libro autobiográfico Trazos de la memoria. La construcción del futuro en Guanajuato, el entonces dirigente local panista recordó así el diálogo entre él mismo y Fox, por cuyo efecto éste ingresó en la política:

"-Licenciado, queremos hacerle la invitación formal al PAN y a esta candidatura; se trata de participar.

Su respuesta en son de broma fue:

-A mí no me inviten a ser diputado. Yo quiero ser gobernador.

-Bueno, vamos empezando por la diputación.

-A ver, ¿qué es eso de las diputaciones, ¿qué hace un diputado?".

Convencido, Fox ganó la elección y fue diputado por el II distrito guanajuatense, con cabecera en León. Martín Huerta fue incluido en la lista plurinominal y también ingresó en la Cámara. Por eso, durante los dos años siguientes, a menudo viajaban juntos a la Ciudad de México, ida y vuelta. Fox "era frecuentemente el chofer, porque le gustaba mucho manejar; decía que le relajaba mucho el volante. Tenía el pie muy duro. Un día veníamos en un Tsuru de...

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