Plaza Pública/ Disputa por el dinero público

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Mañana se reunirán en Chihuahua los gobernadores que plantaron al presidente Fox una semana atrás. No lo harán necesariamente para reanudar las hostilidades verbales contra el gobierno federal, sino para hacer balance de lo acontecido y prepararse para ejercer el papel de "interlocutores legítimos" en materia presupuestal, que les fue reconocido por el Ejecutivo federal.

Deliberadamente o no, los miembros de la Conferencia Nacional de Gobernadores dejaron a un lado esta semana su debate con el fisco federal, y en esa tregua no declarada Fox transitó al terreno en que mejor se halla, el del protocolo internacional. Golpeadas por el huracán Kenna las costas de Jalisco y Nayarit, quedó casi a salvo la de Baja California Sur, y se diluyó la amenaza que pendió sobre la reunión de la APEC, que hoy concluye y a la cual dedicó su esfuerzo más visible esta semana el presidente de la República. Aunque sería erróneo considerar banal la diplomacia en la cumbre, y el desempeño de Fox no se limita sólo a las relaciones públicas, debe decirse que eso es más apariencia que realidad, y en cambio mañana tendrá que volver a la ruda prosa del gobierno de verdad, que incluye su relación con los gobernadores.

Desde antes que concluyera el régimen priísta los ejecutivos estatales de oposición descubrieron el papel que les correspondía en la nueva relación de fuerzas en el ámbito federal. Durante los años del presidencialismo exacerbado, el único foro de discusión de las participaciones federales era el acuerdo que cada gobernador sostenía con el Presidente. La equívoca información oficial llamaba así, acuerdo y no audiencia, al encuentro de los ejecutivos, para subrayar la subordinación de los locales ante el federal, que recibía en acuerdo a los miembros de su gabinete. Después de que en 1997 el PRI perdió el control de la Cámara de Diputados, el órgano legislativo que autoriza el presupuesto, los gobernadores de la oposición (en número creciente) acudieron a San Lázaro a hacer conocer sus necesidades y aspiraciones. Allí se gestó el germen de las agrupaciones que después ganaron permanencia.

Es notable que contara entre los impulsores de la acción común de los gobernadores el de Nuevo León, Fernando Canales, que llegó a acudir a por lo menos una reunión de la Asociación Nacional de Gobernadores (Anago), el breve grupo integrado por los ejecutivos perredistas y en que también participaba Pablo Salazar, permanentemente empeñado en subrayar su condición de independiente, como lo ofreció a las fuerzas que en alianza lo llevaron a la gubernatura de Chiapas hace dos años.

La Anago comprendió pronto que su configuración partidaria era limitante, y se propuso crecer. Convocados hace cuatro meses todos los gobernadores del país, a Cancún acudieron...

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