Plaza Pública / Desincorporación

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Más que un estudio de finanzas públicas o de administración estatal, comprender la confección de la lista de entidades que el Presidente Fox pretende desincorporar amerita un análisis de sicología política. Será de gran interés conocer qué criterio rector puso en el mismo saco a las 16 empresas e instituciones que serán afectadas. No hay un diagnóstico que permita saberlo, porque el transitorio del decreto de presupuesto que las condena a muerte o a ser vendidas establece que el tal diagnóstico se concluya a más tardar el último día de febrero. O sea que primero se fusila y después se virigua.

¿Qué pueden tener en común Notimex, Pronósticos para la asistencia pública, Lotería Nacional, Instituto nacional de investigaciones forestales, agrícolas y pecuarias; Instituto nacional para el desarrollo de capacidades del sector rural, Colegio de Posgraduados, Fideicomiso de formación y capacitación para el personal de la marina mercante nacional, Exportadora de sal, Transportadora de sal, Instituto mexicano de cinematografía, Centro de capacitación cinematográfica, Estudios Churubusco Azteca, Educal, Instituto mexicano de tecnología del agua, Fondo nacional para el fomento de las artesanías y Comisión nacional de las zonas áridas? No su tamaño, porque las hay de todas las tallas. No su materia de trabajo, porque se refieren a temas muy diversos. No su costo fiscal, porque algunas de ellas producen ganancias.

En varios casos salta a la vista la arbitrariedad de la decisión. Para tomar un ejemplo al azar veamos el caso del Instituto mexicano de tecnología del agua (IMTA). En agosto pasado cumplió 17 años de edad, pero no es una antigualla, un remanente del burocratismo priista: hace dos años exactamente, el 31 de octubre de 2001 fue convertido en un organismo público descentralizado del Gobierno federal, con personalidad jurídica y patrimonio propio, coordinado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Dado que allí se produjo un cambio de titular, sólo a esa mudanza sería atribuible el destino diverso que de un año a otro encara el IMTA.

El agua ha preocupado a diversos estudiosos desde hace mucho tiempo. Por sólo citar a uno de ellos, recordemos al ingeniero Jorge L. Tamayo, que recién salido de la Escuela Nacional de Ingenieros, a los 23 años, fue jefe de la oficina de hidrología de la Comisión Nacional de Irrigación. Se diría que se hizo geógrafo, uno de los más notables del país, conducido por sus estudios sobre el agua: en 1946...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR