PLAZA PÚBLICA / Cubanos desaparecidos

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Hace una semana desaparecieron 33 cubanos en territorio mexicano, y desde entonces no se sabe de ellos. Con modalidades peculiares, su caso es una muestra más de la facilidad con que delincuentes o agentes de la autoridad pueden apoderarse de personas y hacer que su presencia se desvanezca sin que los perpetradores sufran ya no digamos castigo sino ni siquiera persecución. Sus acciones enseñan cómo el imperio de la ley, de cuya vigencia se ufana el Estado, es minado por poderes que en la práctica son más fuertes que los estatales; o que éstos actúan al margen del derecho.

El 7 de junio miembros de la Armada de México detuvieron en aguas del Caribe, frente a Cancún, a balseros que habían salido de Cuba. Fueron entregados al Instituto Nacional de Migración y conducidos a la estación respectiva en ese balneario, donde debieron permanecer hasta ser deportados o fuera resuelta su situación legal, ya que carecían de documentación. Pero, con el pretexto de que no había cupo en esa sede migratoria, alguien, cuya identidad y responsabilidades no han sido determinadas en público, dispuso su traslado a Tapachula, donde se resolvería su suerte. La anómala decisión parece no haber sido casual: ya en territorio chiapaneco, en la carretera de Palenque a Ocosingo, el vehículo que conducía a los 33 cubanos -y a cuatro centroamericanos más- fue interceptado por gente armada, un comando de presuntos zetas que llevaban cubierto el rostro y se hicieron cargo de la situación. No les fue difícil, pues los siete custodios y dos choferes (aquéllos pertenecientes al INM) viajaban inermes, sin escolta federal y transitaron de noche por una ruta que propició el ataque.

Los asaltantes abandonaron el vehículo poco después, y desde entonces se perdió la huella de los cubanos (los centroamericanos como los agentes fueron abandonados en el lugar del atraco o donde los bandoleros dejaron el autobús). Se impone la presunción de que grupos de traficantes de personas radicados en Miami -mercenarios o con filiación política- pagaron a delincuentes mexicanos para rescatar a los detenidos y entregarlos en un punto desde donde partieran seguros a Estados Unidos, propósito final del viaje. Es posible que hayan logrado ese objetivo.

Hace tiempo que la migración cubana a Estados Unidos organizada por traficantes de personas elige la ruta mexicana para ingresar a territorio norteamericano, pues según explica el embajador cubano en México, Manuel Aguilera, la autoridad migratoria...

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