Plaza Pública / Las cartas del embajador

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

De enero a enero, del año pasado a éste, el embajador Antonio O. Garza Jr. ha producido tres mensajes, en forma de cartas, declaraciones y notas diplomáticas en que expresa su preocupación creciente por la inseguridad que padece México, así como por la ineficacia del gobierno en combatirla. En la emitida anteayer, además de insistir en el tema, le reprocha incurrir en simulación (si bien no usa esa palabra) y aprovecha la ocasión para lamentar por una acción diplomática mexicana que deliberadamente no quiso molestar a Washington, ahora vemos que sin conseguir ese propósito.

En enero de 2005, el embajador norteamericano escribió una carta sobre el tema, singular por dos rasgos: la dirigió no sólo a la Cancillería, órgano gubernamental con quien mantiene diálogo formal, sino también a la Procuraduría General de la República. Y la hizo pública. "Solicito respetuosamente -dijo el diplomático- que las dependencias a su cargo continúen trabajando de manera decidida con los estados fronterizos con el objetivo de asegurar la protección de todos los ciudadanos, tanto estadounidenses como mexicanos". Y pidió a sus destinatarios, "por favor, que me hagan saber si hay alguna manera adicional en que el gobierno de los Estados Unidos pueda cooperar con sus esfuerzos".

Hace un año, cuando fue remitida esa carta, apenas comenzaba la intensa guerra entre las bandas de la delincuencia organizada que causó centenares de muertes. Por lo tanto, el gobierno mexicano reaccionó con irritación, manifestada no sólo por el canciller Derbez, sino también por el propio presidente de la República y en tono muy alto, propio de la etapa en que aspiraba a hacerse un lugar en el elenco de los presidenciables, por el secretario de Gobernación Santiago Creel.

Pero las batallas callejeras y en centros comerciales y aun dentro de cárceles federales acrecentaron tanto su volumen y su resultado letal, y era tan notoria la ineficacia oficial para luchar contra ellas, que al comenzar junio el embajador Garza abordó de nuevo la materia, otra vez en sendas cartas al canciller y al procurador (que era ya, desde un mes atrás, Daniel Cabeza de Vaca). Al deplorar que la situación en la frontera se deteriorara rápidamente, el embajador diagnosticó que "la ley se ve rebasada en algunas partes". Lo condujo a adoptar esa posición, en lo inmediato, el asesinato, el 8 de junio, de un jefe policiaco en Nuevo Laredo, apenas unas horas después de la asunción de su cargo.

Esa vez el gobierno se...

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