Plaza Pública / Cámaras y cámaras

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Debido a su servicio a la televisión hoy cogobiernan las Cámaras Santiago Creel y Emilio Gamboa. Antaño distantes éticamente, y también cronológica y socialmente, hoy la política los ha emparejado. En mayo de 2005 el secretario de Gobernación que aspiraba a la Presidencia de la República otorgó a Televisa jugosas concesiones para operar casinos, que empiezan a fructificar. Seis meses después se iniciaba el trayecto de la ley Televisa, que tuvo en Gamboa a uno de sus promotores más resueltos y desembozados. Cada uno de ellos preside hoy la Junta de Coordinación Política de su Cámara, el Senado Creel, la de diputados el legislador yucateco.

Después de sus 30 meses como consejero ciudadano en el IFE, brillante comienzo de su vida pública, Creel realizó una veloz carrera política: diputado federal en la legislatura en que perdió el PRI su hegemonía y él presidió la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales; candidato al gobierno de la Ciudad de México, y secretario de Gobernación. En sentido contrario a lo que muchas organizaciones civiles esperaban, en vez de favorecer la nueva legislación en radio y televisión, a cuyo efecto las había convocado, Creel escogió la vía corta de la reglamentación y la orientación socialmente equivocada: en vez de atender los intereses generales, consolidó los del duopolio televisivo y los de las familias que regentean la radio.

Si octubre de 2002 marcó el inicio de sus rentables, nuevas inclinaciones políticas (dejando atrás las de índole democrática), mayo de 2005 señaló la culminación de su proceso. En vísperas de renunciar a su cargo para participar en el proceso interno panista por la candidatura presidencial, otorgó a Espectáculos internacionales, SA, propiedad de Televisa, una suculenta ración de permisos para abrir casas de juego, 130 autorizaciones que empiezan a surtir efecto.

Están ya abiertos varios centros de apuestas posibles por esos permisos. Se llaman Play City, que ofrecen bingo, máquinas tragamonedas y apuestas deportivas, no sólo las muy practicadas en hipódromos y galgódromos, sino también en otros espectáculos deportivos, incluido el futbol mexicano (Proceso, 17 de septiembre).

Debido a la peculiar situación jurídica en que se encuentra el juego en México -una ley más que cincuentona, regulada por un novísimo reglamento colocado sub judice por la Cámara de Diputados ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación- pareció que hasta desde el punto de vista legal (ya no digamos el ético)...

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