Plaza Pública / Caciquismos: Tabasco y Colima

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Es probable que varias veces antes el PRD haya obtenido más votos que el PRI en Tabasco. Pero sólo hasta ahora se ha documentado la superioridad numérica de los votantes en favor del partido del sol azteca, que han dejado de ser perdedistas, como los llamaban en son de mofa quienes ahora quedaron atrás: el domingo pasado votaron por el partido de Andrés Manuel López Obrador 299 mil 385 personas y por el partido de Roberto Madrazo, 297 mil 290. La diferencia es breve, pero permitirá a los diputados perredistas tener mayoría en el Congreso local, y gobernar 11 municipios, seis más de los que regían desde el 2000.

Como casi todas, Tabasco fue una entidad monocolor hasta 1988. No hubo nunca antes candidaturas de oposición al gobierno estatal, o eran borrosas o convenidas con el Gobierno, para aparentar competencia electoral. Sólo después de julio de aquel año, en que Cuauhtémoc Cárdenas obtuvo unos 55 mil votos tabasqueños (contra 199 mil atribuidos a Carlos Salinas), apareció en el horizonte una posibilidad de firme oposición local. Allí habría elecciones en noviembre siguiente, y cuando el PRI eligió al senador Salvador Neme como su candidato presidencial, López Obrador resolvió encabezar un movimiento opositor. Había sido líder del PRI y efímeramente oficial mayor del Gobierno estatal, bajo Enrique González Pedrero, de quien se apartó por diferencias en el modo de democratizar el partido oficial. O, como lo ha escrito el ahora Jefe de Gobierno capitalino, "porque González Pedrero se echó para atrás en el compromiso de reformar al PRI".

Aunque fue derrotado por Neme, a quien se le atribuyeron 80 por ciento de los votos, López Obrador sentó entonces las bases de un partido y movimiento que a pesar de sí mismo, de sus reyertas internas, se convirtió en opción de Gobierno local muy rápidamente. El PRD, que en 1989 recogió el impulso genuino del Frente Democrático Nacional, participó en Tabasco por primera vez, en los comicios municipales y legislativos de noviembre de 1991. Como vocero de un comité de observación electoral, Adolfo Aguilar Zinser, hoy delegado de México en la ONU, estableció: "Lo que vimos y testificamos en Tabasco no se presta a interpretaciones ambiguas: el proceso estuvo marcado por notorias irregularidades que, en su conjunto, incidieron decisivamente en los resultados de la votación".

Aunque mermó considerablemente la votación priista, que por primera vez descendió por debajo del 60 por ciento, y al PRD se le reconocieron casi 24 por ciento de los sufragios (poco más de 75 mil votos), el partido oficial se quedó con las 17 alcaldías en disputa. El PRD no logró ninguna diputación de mayoría, pero se le asignaron 5 de representación proporcional. Del total de 29 diputados, 20 eran priistas.

Ante la gravedad del fraude, López Obrador trasladó la protesta de Tabasco a la Ciudad de México. Su Exodo por la democracia, una marcha de medio millar de personas que llegó a la capital federal al comienzo de 1992, no sólo dio dimensión nacional a su figura y a su movimiento, sino que mediante acuerdos en la Secretaría de Gobernación consiguió la reversión del triunfo priista en Cárdenas, Nacajuca y Macuspana. En el primero de esos municipios, el PRI se había atribuido el triunfo, por una...

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