Plaza Pública / Batalla panista

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

La elección del comité nacional panista, el fin de semana pasado, es parte de una contienda ideológica por la identidad del partido, pero también de la batalla por el control del aparato, con miras a la sucesión presidencial. Por eso, para explicarnos lo sucedido el sábado debemos ensayar un acercamiento al fenómeno estructural, de largo plazo, y también a la coyuntura que está todavía en curso.

El deslizamiento panista hacia la derecha comenzó hace seis años, cuando fue elegido Luis Felipe Bravo Mena, y se aceleró con la elección de su sucesor. Bravo Mena figura en las investigaciones sobre El Yunque, aparecidas en dos libros de Alvaro Delgado, y su participación pública como asesor de la Coparmex y como articulista en el Heraldo de México hace un cuarto de siglo así lo corroboran. Lo confirman también sus nexos con quien lo ha reemplazado. Manuel Espino Barrientos fue el coordinador de la campaña de reelección de Bravo Mena, en 2002, y luego fue nombrado secretario general del partido. Desde allí preparó su propia elección, que comenzó con la de consejeros el año pasado. La renovación de ese órgano fue determinante del desenlace de la contienda, el sábado y el domingo pasado, pues como secretario general Espino tuvo información de primera mano sobre el talante de los candidatos a consejeros y sobre el modo de hacerlos llegar o impedir su acceso. Cuando dejó ese cargo en noviembre pasado, para iniciar una campaña que resultó exitosa, en su lugar quedó Arturo García Portillo, ahora ratificado en la secretaría general, con la que hace ostensible su carácter de enlace entre Bravo Mena y Espino. Hay, habrá, pues, continuidad en la línea conductora del PAN.

Así lo corrobora, también, la permanencia de Ramón Muñoz en el comité nacional panista. El jefe de la oficina de innovación gubernamental, consejero cercanísimo de la pareja presidencial, es uno de los jerarcas de El Yunque. Su presencia en la dirección panista confirma el talante ideológico de los líderes de ayer y de hoy y significa también, por otra parte, que si no lo fue desde el comienzo, Espino terminó siendo el candidato del presidente Fox.

Ahora atrevemos una conjetura sobre el sorprendente resultado en que Espino venció a Medina Plascencia, una vez más derrotado en su pretensión de encabezar al PAN. No obstante, el gran perdedor de la elección interna fue Felipe Calderón, aun más que el ex gobernador de Guanajuato. Este imaginaba posible ser candidato presidencial, pese a varias...

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