Plaza Pública / El alacrán

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Quizá alentados por los desvaríos gubernamentales, los líderes del PRI se esfuerzan en preservar la unidad de su partido, condición única para no sólo mantener las posiciones de poder que hoy ejercen, sino para ganar de nuevo la Presidencia en el 2006. Los afanes no son uniformes, ni producen buen resultado en todos los frentes. Pero es clara la conciencia priista de que la pérdida de militantes y líderes, así sea por goteo, y una mala gestión de las tensiones provocadas por intereses particulares son veneno en todo partido y en todo momento, pero pueden generar efectos letales en una organización que apenas está aprendiendo a gobernarse por sí misma.

El empeño unitario se manifestó en la reunión dominical de la cúpula priista en un rancho sinaloense denominado El alacrán, nombre harto propicio para los chistes fáciles (que por lo demás tendrían fundamento histórico). Como en la reciente cita del Consejo político nacional, hace dos semanas, en el cónclave del noroeste no privó el ánimo rijoso que se aprecia en las tomas de posición públicas de los asistentes. O asistieron desarmados, o los presentes resolvieron dejar los puñales en sus fundas. Aunque, según versiones, no se lanzaron pétalos ni intercambiaron laudanzas, tampoco llegaron a las manos. Al contrario, como señal del equilibrio de los poderes internos, las partes obtuvieron satisfacción parcial a sus propósitos. Los Gobernadores, varios de los cuales denunciaron la inconveniencia, por decir lo menos, de que Roberto Madrazo tuviera a su cargo el proceso de selección del candidato presidencial, siendo él mismo el más claro aspirante a la postulación, consiguieron que se monte, y pronto, un mecanismo que recomiende reglas cuya aplicación no quede al arbitrio del presidente nacional ni del comité encabezado por Madrazo. Este se avino a la fórmula porque su concreción depende de la Comisión política nacional (representación permanente del enorme y pesado consejo político nacional), que se integró conforme a su interés. No es que haya tomado el pelo a los Ejecutivos locales manteniendo en última instancia el control sobre el proceso, sino que con la previsión lograda se dio lugar a una presencia variada de los intereses en juego.

Si bien estuvieron presentes en la cita sinaloense los líderes parlamentarios, los protagonistas fueron los Gobernadores. Ellos convocaron a la reunión, y sus demandas constituyeron la agenda. Se erigieron también en los guardianes del pacto alcanzado: se...

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