PLAZA PÚBLICA / Activismo en la UNAM

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Una oleada de periodismo amarillo a la antigua usanza procura deformar la imagen de la Universidad Nacional para presentarla como si fuera un nido de guerrilleros y de agitación política. La causa inmediata de esa impertinente mirada es el hecho de que la joven mexicana herida en el ataque militar colombiano a tropas de las FARC fue estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

La propia ex alumna de la carrera de teatro, Lucía Andrea Morett Álvarez, ha explicado su situación desde el lecho en que se recupera de las heridas causadas por esquirlas, mientras dormía en el campamento, como lo hacían los guerrilleros que fueron sorprendidos por el embate que por aire y tierra lanzó en su contra el Ejército colombiano, pese a haberse refugiado en territorio de Ecuador. Morett Álvarez mantiene vínculo político con esa porción de la insurgencia colombiana, pero no es una combatiente. Parece que sí lo fueron, en cambio, Juan González del Castillo y su mujer Rita, que al parecer murieron en el ataque. Él era un estudiante irregular en la propia facultad de humanidades de la Universidad.

Cualquiera que sea el nexo de esas personas con las FARC, su conducta es de su resorte exclusivo. Lucía Andrea no enfrentará cargos en Ecuador, donde fue rescatada después de la matanza. Cuando más se la deportará por haber infringido la condición migratoria con la que llegó a Quito, donde participó en reuniones del movimiento bolivariano, una iniciativa abierta, distante de la clandestinidad. Ella misma ha participado en el acompañamiento y apoyo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sin que tampoco eso suponga que haga armas con sus integrantes (que, por lo demás, en la práctica las han depuesto hace muchos años). Sólo con ociosa mente de aprendiz de espía se puede convertir a esta joven en protagonista de una conjura guerrillera internacional.

La impropia extensión de decisiones personales a toda una institución condujo a las autoridades de la UNAM a sentar su posición respecto del presunto cobijo que sus instalaciones dispensan a expresiones de radicalismo violento. La Universidad Nacional recordó que "una de sus grandes fortalezas radica en la pluralidad y en la concurrencia de todas las posiciones políticas e ideológicas que se manifiestan en el ejercicio legítimo de la libertad de pensamiento y expresión, con el único límite que impone el respeto a los derechos de los demás". La UNAM rechazó, en consecuencia, "el uso de estereotipos que...

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