Plasman en arte queja por inseguridad

GUADALAJARA, Jal., junio 16 (EL UNIVERSAL).- Ante la aparente indiferencia de la sociedad por la violencia en Jalisco -donde las cifras oficiales reconocen a 7 mil 117 desaparecidos-, algunos artistas del estado han empezado a cuestionar la falta de sensibilidad a través de sus obras y buscan concientizar al espectador.

Ya sea experimentando complejos procesos de creación o denunciando una situación en su obra, artistas intentan sacudir conciencias por medio de sus piezas de danza o sus esculturas.

La intención, coinciden, es que a través del arte, el espectador reflexione en que la violencia existe, está presente día a día, pero también cómo puede protegerse y buscar que esta historia de inseguridad no se repita.

De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), los homicidios dolosos en el primer cuatrimestre fueron en aumento desde 2016, cuando se registraron 329 casos, en 2017 fueron 397, para 2018 la cifra se disparó hasta 570 crímenes y en 2019, hasta el mes de abril sumaron 749 homicidios dolosos.

La denuncia del cuerpo

"¿Cómo poner el cuerpo en el contexto de la violencia que se vive en México?", la pregunta es de Olga Gutiérrez, bailarina tapatía y realizadora de performance, quien trabaja en una trilogía escénica (Fantasma, Monumento y Nación) con la que busca que cada presentación sea un acto político, un espacio donde el cuerpo y el movimiento sean para imaginar cómo acompañarnos en un país tan inseguro.

La coreógrafa está acompañada de cuatro personas (Kenji Kishi, Selene González, Carla Sosa y Adrián Nuche) en este proceso creativo en el Estudio Teorema, un bodegón en la colonia del Fresno de la capital tapatía.

Hace tiempo, algo le molestaba a Olga y el recuerdo del fraude en la elección presidencial de 2006 le ayudó a clarificarlo. Salir del país y mirarlo a la distancia le mostró otra parte; su experiencia con la danza terminó por darle forma de pregunta a ese malestar y transformarlo en expresión artística.

"Hacia 2010 quería responderme la pregunta sobre la potencia política de un cuerpo en el marco de la representación, pero era una pregunta bastante compleja y me propuse hacer una tetralogía (Nosotros estamos aquí) para presentar una obra cada dos años y hacer una imagen de cada año; ahí le entré al tema de arte y política. Creo que la danza contemporánea abandona la relación del cuerpo y su contexto: ¿para qué bailamos?, ¿para quiénes bailamos?", reflexiona.

Fueron...

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