El placer de comer

AutorMaría Fernanda Torres

Comer es un placer. Pero cuando le preparas una rica comida a tu hijo, y después de un par de bocados ya no quiere, puede resultar todo un suplicio.

Como mamá te angustias porque si no deja el plato limpio, para ti significa que se va a desnutrir.

Sin duda, una alimentación balanceada es indispensable para el desarrollo físico e intelectual de los niños.

Sin embargo, existe una serie de patrones durante su crecimiento que debes considerar para hacer de los alimentos tus mejores aliados en la nutrición de tus hijos.

"Después del año, es común que los niños no quieran comer", señala la nutrióloga María Isabel Santaló Tamm.

"Te parecerá extraño que antes del año, tu bebé comía todo lo que le dabas y luego empieza a comer menos".

¿Qué sucede? Su velocidad de crecimiento disminuye, y su apetito también.

"Como mamá hay que entender que es parte de su proceso de crecimiento", agrega.

Durante el primer año de vida, el bebé experimenta su entorno a través de la comida, pero una vez que empieza a gatear y luego a caminar, sus intereses van más allá.

"Es bien importante entender dos puntos: uno, su hambre disminuye, y dos, tiene la necesidad de explorar todos los estímulos de su entorno", manifiesta la nutrióloga.

Así que es fácil que se rehúse a comer. Por lo general, se trata de una etapa transitoria donde es común que algunos días tenga más hambre que otros.

"Como padres somos responsables de qué alimentos comen nuestros hijos, pero ellos regulan cuánto comer", advierte Santaló Tamm.

¡A la mesa!

En México existe la guía del plato del buen comer, un esquema que cumple con la Norma Oficial Mexicana, el cual fue creado para reemplazar la pirámide alimenticia a causa de los problemas de obesidad en el País.

El plato clasifica los alimentos en tres grupos: el de las verduras y las frutas, el de los cereales, y el de las leguminosas y los productos de origen animal.

"Cada grupo proporciona sustancias que el cuerpo necesita para su buen funcionamiento", señala María Isabel Santaló Tamm.

Las verduras y las frutas brindan vitaminas y minerales; los cereales dan energía a través de los hidratos de carbono de pan, pasta, avena y tortilla; mientras que las leguminosas como frijoles, lentejas, habas, garbanzos y soya, y los productos de origen animal, como carne, pescado, huevo, queso y yogurt, son fuente de proteínas.

El plato del buen comer no incluye una categoría para grasas y azúcares.

"No están en ningún grupo, pero no quiere decir que estén prohibidos...

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