Son pioneras universitarias

AutorPaloma Vargas

Era justo la mitad del Siglo 20 en Monterrey. Las jóvenes usaban faldas con crinolina y medias, iban al cine los domingos y regresaban a casa a más tardar a las 10 de la noche. En ese entorno, unas cuantas mujeres se abrieron paso en las aulas de las universidades regiomontanas. Sólo en la carrera de leyes, por ejemplo, había tres jovencitas entre 110 varones. Tres profesionistas, todas ellas graduadas en 1955, narran la historia del esfuerzo que representó abrirse paso en un mundo de hombres y de cómo nada se les dio gratis por ser mujeres.

Lucha contra la discriminación

El cabello blanco y lacio de la maestra Delia Ortegón Aldrete brilla mientras su mirada se alegra al recordar los años en la universidad, cuando pasaba largas noches trabajando en los laboratorios.

"Sin que te dieras cuenta te amarraban la bata al banquito, así, cuando te parabas ibas para abajo con todo y banco", cuenta divertida la química bióloga egresada del Tec de Monterrey, hoy de 75 años.

A pesar de que estudiar una carrera profesional no era algo común entre las jóvenes de la época, Delia siempre lo vio como algo natural y normal. Fue libre de decidir su futuro recibiendo todo el apoyo de sus padres, a quienes califica de "open mind".

"Yo siempre tuve mucha libertad en mi casa, completa confianza y completa libertad", explica la dama.

Tras cursar la prepa en el Tec ingresó en 1950 a la carrera de Químico Biólogo en la misma institución.

Pese a que en la mayoría de sus clases era la única mujer en un grupo de 40 hombres, no se intimidó.

"Me llevé muy bien con todos mis compañeros, fuimos verdaderos amigos, inclusive ahora que ellos están casados, ya grandes, algunos de ellos también jubilados, nos seguimos reuniendo", recuerda.

Entre los exámenes, los juegos de Borregos, los laboratorios y las fiestas, la universidad terminó, y fue entonces que vino el enfrentamiento con el mundo laboral y el machismo.

"Había discriminación por ser mujer a la hora de buscar trabajo", explica, "te decían: tú no puedes trabajar aquí o te voy a pagar menos, y qué haces, pues ni modo, entonces, a hacer más méritos".

La seguridad en sí misma y en sus capacidades fue el arma que le permitió irse ganando un lugar en el competido mundo profesional.

En el Tec, donde trabajó la mayor parte de su vida, fue escalando puestos, comenzando como laboratorista hasta llegar a ser directora del departamento de ciencias de las preparatorias del instituto.

La maestra, quien actualmente está jubilada...

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