Pintado para el éxito

AutorCarlos Borboa

De pintor de brocha gorda a revolucionario de la gastronomía latinoamericana, Alex Atala descubrió la cocina por casualidad mientras luchaba por conseguir una visa de estudiante en el Viejo Continente.

"De chaval soñaba con ser veterinario o biólogo. Nunca tuve una influencia clara por parte de mi familia hacia la cocina. Mi padre siempre trabajó como vendedor de piezas de autos y mi madre en casa", detalla el chef propietario del local brasileño D.O.M., cuarto en la lista de los 50 Mejores Restaurantes del Mundo 2012.

Abandonando una carrera como disc-jockey, aunque no una profunda pasión por bandas de punk rock, como Ramones o Stiff Little Fingers, el aventurero Alex Atala dejó Brasil a los 18 años para viajar por Europa.

"Decidí que no quería volver a Brasil, me dí cuenta de que me quería quedar en Europa y tenía dos grandes problemas: hacer plata y conseguir una visa.

"Empecé a trabajar como pintor de muros y uno de los chavales que pintaba conmigo estaba en la escuela de cocina así que me inscribí para sacar la visa.

"Muy rápido me di cuenta que cocinar era mucho más divertido que pintar paredes", revela el cocinero.

Tras estudiar bases culinarias en la Escuela de Hostelería de Namur, en Bélgica, Atala ingresó como aprendiz en el 3 estrellas de la Guía Michelin Jean Pierre Bruneau.

"La primera vez que miré la cocina profesional trabajando fue impactante. No me creía capaz de hacer lo que estaba viendo aunque sí tenía ganas de intentarlo.

"Los primeros 15 días sólo me dedicaba a limpiar la cocina, no me dejaban hacer otra cosa. Cuando me dejaron montar por primera vez una salsa de mantequilla me pareció un milagro; montar salsa a mano es hacer magia", recuerda el brasileño.

Siguiendo los pasos de los grandes de la gastronomía, como Michel Bras y Ferran Adri , Atala comenzó a practicar en los reconocidos restaurantes y hoteles de Francia e Italia. Sin embargo, el deseo de que su primer hijo naciera en tierras paulistas lo llevó de vuelta a Brasil en 1994.

Paradas en los restaurantes Filomena y 72 de Sao Paulo fueron obligatorias y en menos de 5 años el chef abriría Namesa, su primer local, una probadita de lo que llegaría en 1999 con D.O.M.

"Quien más influyó...

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