Pierden todos en Oaxaca

AutorVirgilio Sánchez

Corresponsal

Los comerciantes y hoteleros oaxaqueños están quebrados económicamente, y aseguran que sus ventas se han perdido en un 100 por ciento. En 12 días de protesta, los profesores agremiados a la sección 22 han bloqueado por tres días los centro comerciales de esta ciudad y los establecimientos del centro histórico.

'Ulises cobra; nosotros, no'

OAXACA.- Julian Ugartechea es propietario de un restaurante, ubicado a un costado del ex Palacio de Gobierno; él se resiste a opinar sobre las afectaciones que ha dejado el movimiento magisterial.

"Desde hace muchos años no opino, de nada sirve; el señor (Felipe) Calderón cobra, el señor Ulises (Ruiz) cobra, nosotros no, nosotros pagamos", indicó.

Es la hora de la comida y su restaurante, especializado en cortes de carne, luce totalmente vacío.

El empresario aseguró que la afectación de los maestros es pareja para todos los que viven del dinero que dejan los turistas.

"No sólo me afectan a mí, afectan a la empresa, que también está compuesta por lo empleados; ellos son lo que más sufren", explicó el restaurantero.

Afuera de la oficina del gerente, las dos jóvenes que atienden las mesas dan vueltas por todo el local, que se sitúa en el segundo nivel de uno de los portales del zócalo; en cada pase acomodan los cubiertos y la cristalería, una y otra vez.

En 2006, durante los cinco meses de conflicto, Ugartechea cerró su restaurante.

'Queremos acabar esto'

OAXACA.- Los empresarios del centro histórico están decididos a desalojar a los profesores.

"Estamos decididos a lo que venga, pero realmente no lo podemos hacerlo porque un enfrentamiento causaría muertes, y eso llevaría a enfrentarnos con nosotros mismos. Pero ya queremos acabar esto", dijo Saúl Cano Salinas, restaurantero del primer cuadro.

Advirtió que no quieren contribuir a la violencia.

El comerciante manifestó que los costos de sus productos los han bajado hasta un 30 por ciento, pero, aun así, no logran atraer clientes.

Los restaurantes integraron a sus menús la comida corrida, compuesta por sopa, guisado y agua, cuyos precios oscilan entre los 30 y 45 pesos.

"Ellos no gastan, quieren todo muy barato. Lo que los maestros piden a cada rato es dinero, dinero y dinero, y mira a mi gente, mis meseros no ganan y también tienen familia e hijos, tienen que llevar el pan a su casa, y esta gente se los roba", apuntó, Cano Salinas.

Al día, este restaurante atiende cinco o seis mesas durante el día. A un costado tiene a los profesores acostados...

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