Pierden con la lluvia hasta la esperanza

AutorOsvaldo Robles

Se lleva el agua lo poco que tenía

Para Concepción Cantú Torres, de 74 años de edad, y su esposa Carolina González Cantú, de 69, el torrencial aguacero que cayó la madrugada del 10 de septiembre en General Bravo empeoró su ya de por sí deplorable situación.

Jubilado después de 16 años de trabajar en distintas labores en la Presidencia municipal, "don Chon" se resigna a ya nunca recuperar sus únicos muebles: dos colchones, un sillón y una alacena.

Y es que los 250 pesos quincenales que recibe como pensión, nunca le han alcanzado para comprar una televisión, mucho menos para recuperar lo que el agua destruyó.

Sentado en un sillón sin forro y con un ojo semicubierto por un parche, producto de lo que dice es "cáncer cansado" en la cabeza, el hombre de sombrero recuerda cómo salió de su casa cuando el nivel del agua por poco le llega a la cintura.

"Eran como las ocho de la noche", dice, " yo le dije a esta mujer ¡vámonos!, y nos fuimos anca una prima, porque el canal no se veía nada, estaba tapado, todo".

"Esto no se miraba en todo lo que tenemos aquí m'ijo, no se miraba una cosa de ésas".

El refrigerador corrió con suerte, se mojó pero sigue funcionando, aunque en su interior sólo hay un litro de leche, dos tomates y un montón de chiles.

Los colchones siguen todavía mojados y la esperanza de que algún día alguien les lleve ayuda es cada vez más lejana.

Muebles van a la basura

La casa de Amelia Alvarez, en el Municipio de China ha cambiado mucho después de las lluvias de septiembre.

Ahora, en el interior de la casa de la mujer de 46 años hay un nuevo "accesorio" que salta a la vista: los blocks de concreto.

La cama, el peinador, el ropero, la estufa, el refrigerador y otros muebles que se salvaron después de ser secados por el sol, yacen montados sobre enormes ladrillos.

"Mire ahora como está todo (sobre blocks), los pusimos por el agua, pero pues los pusimos ya después que se nos mojó todo, por si vuelve otra vez, todo tengo así", señala la mujer.

"Ya después del agua pusimos los blocks, como yo nunca sabía cómo se ponía aquí".

El abanico, una televisión, la lavadora, los colchones, la sala y una gran parte de su ropa no corrieron con la misma suerte.

Incluso la televisión y la lavadora, ya con signos de óxido, permanecen afuera de su domicilio, sobre la calle sin pavimentar, esperando ser llevados por el camión de la basura.

"La televisión se cayó...

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