Piensa que esta época es para los directores

AutorSergio Raúl López

En la música de concierto, la época actual no es la del cantante, sino la del director de orquesta, quienes tienen el poder para elegir a los solistas que prefieren para cada papel, tanto en el sinfonismo como en la ópera, en tanto que los cantantes no son lo suficientemente fuertes como para decidir sobre su carrera. Apenas unos cinco cantantes en el mundo podrán organizar las obras que presentará una orquesta y elegir a su director, calcula la soprano escocesa Marie Mc Laughlin.

De visita en México para actuar como solista de la Orquesta Sinfónica Nacional, la cantante manifiesta que su gremio ha sido taxonomizado y clasificado para facilidad de los directores de orquesta y de los representantes artísticos. "El punto es que te colocan en algún cajoncito donde miden cómo te ves y qué es lo que cantas. No te permiten salir de tu cajón y te forzan a permanecer en tu categoría, pues así es más fácil que te reconozcan y te inviten, pero debes ser muy fuerte y tratar de impedirlo", señala.

La cantante abordará hoy a las 20:00 horas, acompañada por la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta huésped del belga Bartholomeus Van de Velde, un par de obras vocales que exigen una profunda interpretación por parte del intérprete: una selección del ciclo de las Canciones de Auvergne de Marie-Joseph Canteloube (1879-1975) y la Tercera Sinfonía (Sinfonía de canciones dolorosas) del polaco Henryk Górecki (1933), una de las piezas más exitosas de las salas de concierto en las décadas recientes.

El programa, que abrirá con Danse (Tarantelle Styrienne), se repetirá el próximo domingo a las 12:30 horas en el Palacio de Bellas Artes, como una de las últimas actividades del 18 Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México, permitirá escuchar a Mc Laughlin cantar la pieza de Gorecki, que define como "naturalmente atractiva", pues incluso al público alejado de la música clásica resulta muy atractiva ya que presenta temas cantables y fácilmente recordables, si bien a lo largo de ella campea la melancolía.

Hubo un tiempo, precisa Mc Laughlin, en el que los cantantes eran poderosos en el ámbito de la música de concierto al ser el centro de atención del público, sitio que el tiempo se encargó de dar a los directores orquestales...

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