Piedra de Toque/ La tortuga y la liebre

AutorMario Vargas Llosa

El profesor Stiglitz sabe que la globalización es una realidad irreversible y que ella, según sus palabras, "puede ser una fuerza benéfica" ya que "su potencial es el enriquecimiento de todos, particularmente los pobres".

No lo es todavía, porque, a su juicio, está muy "mal gestionada" y los causantes son las instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, las bestias negras de su libro, cuyas políticas imprudentes y dogmáticas han tenido en los países en desarrollo un "efecto devastador".

Estas críticas no son nuevas, pero lo que da seriedad e interés a su libro es que el profesor Stiglitz, además de ser un profesional de prestigio, tiene una experiencia de servicio público de muy alto nivel, pues ha trabajado en el Africa y ha sido asesor económico del Presidente Clinton y vicepresidente del Banco Mundial. Sus tesis y propuestas se sustentan en un conocimiento directo de los problemas y de las circunstancias sociales de los países pobres, algo de lo que a menudo carecen quienes, en los gabinetes del FMI, del Banco Mundial o los Ministerios de Hacienda de los países desarrollados, fijan las políticas de salvamento a las naciones del tercer mundo que enfrentan crisis y se hallan al borde del desplome económico.

Su afirmación de que es absurdo que los equipos del FMI hagan rápidas visitas a los países afectados (en "hoteles de cinco estrellas"), en vez de tener allí funcionarios y técnicos permanentes que se impregnen de todo el contexto cultural, social y político sin el cual la percepción del problema económico será siempre insuficiente, no puede ser más atinada. Como lo es, también, su convicción, repetida hasta el cansancio, de que los grandes organismos financieros internacionales deberían confiar más en los técnicos y profesionales locales -que viven los problemas desde adentro y, por ejemplo, conocen la idiosincrasia de su gente- a la hora de diseñar sus programas de estabilización, si no quieren que estos fracasen por su falta de realismo y operatividad dentro de un determinado contexto histórico.

El malestar en la globalización es particularmente instructivo cada vez que abandona el plano esquemático y teórico y refiere ejemplos concretos. Como cuando, en el caso de Etiopía, muestra la total ineptitud de los funcionarios del FMI cuyo criterio, en vez de ayudar, perjudicó seriamente los esfuerzos bien orientados del Gobierno etíope para desarrollar el país.

Pero...

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