Piedra de Toque / Intimidad de los príncipes

AutorMario Vargas Llosa

A la vez que el príncipe comentaba con vulgaridad la posibilidad de que ella quedara embarazada y el niño o niña resultante les permitiera recibir la subvención de 2,500 euros con que el Presidente Rodríguez Zapatero se propone premiar a las parejas que procreen a fin de elevar la demografía (decreciente como en todos los países desarrollados) de España.

El fiscal general de la nación encontró que esta portada incurría en injuria y denigración de la familia real, que es constitucionalmente intangible, pasó denuncia y un juez decretó el secuestro de la revista y decidió abrir una instrucción penal contra los autores de la caricatura.

El escándalo consiguiente ha permitido interesantes intercambios sobre los alcances y límites de la libertad de expresión.

La inmensa mayoría de los españoles, según las encuestas, considera que la viñeta incriminada es zafia y de un mal gusto abominable -tiene toda la razón del mundo- pero sólo una minoría aprueba el secuestro y la presunta penalización de los autores.

Para el resto, la medida es desproporcionada y lesiona la libertad de prensa y el derecho de crítica que, desde la transición a la democracia, todos los gobiernos españoles han respetado escrupulosamente.

Es sumamente interesante cotejar las razones que esgrimen unos y otros. El argumento más extendido, entre los opositores al secuestro, es que, con esta iniciativa, el fiscal general y el juez han conseguido exactamente lo contrario de lo que se proponían.

Es decir, la chusca viñeta, que probablemente sólo habría llegado a los ojos distraídos de unos pocos millares de lectores de El Jueves -una revista de reducida difusión-, gracias a la prohibición ha sido morosa y viciosamente paladeada por millones de curiosos, pues, como era de esperar, apenas corrió noticia del secuestro, los ejemplares de la publicación amenazada volaron de los quioscos antes de que llegaran los agentes de la ley a confiscarla, decenas de revistas y periódicos en el mundo entero la reprodujeron y miles de internautas la colgaron de la red para satisfacer la morbosa hambruna de escándalo de la humanidad contemporánea, sobre todo en lo que concierne a la realeza y a los poderosos.

Según la prensa, los ejemplares de aquel número de El Jueves en el mercado negro alcanzaron precios exorbitantes (hasta 2,500 euros). No es imposible que el desconocido caricaturista que perpetró el desaguisado inicie, gracias a éste, una carrera triunfal en el mundo del arte (por lo menos del arte...

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