PIEDRA DE TOQUE / Castillo con fantasma

AutorMario Vargas Llosa

Éste era un doctor no en medicina sino en "divinidades", es decir teología, a quien, como se hizo rico de la noche a la mañana, sus contemporáneos sospechaban de haber hecho pacto con el diablo y practicar las artes mágicas.

Un retrato suyo orna todavía la entrada del castillo y el actual dueño del lugar, Christopher Brooke, dice que nadie se ha atrevido a sacarlo de allí porque, según una enraizada creencia, quien ose hacerlo morirá en el acto.

Visto desde el prado arbolado que lo rodea, el castillo, de forma cúbica y de robustas piedras negras, torreones, grandes ventanales, chimeneas, escudos y su fachada catedralicia, es imponente.

Por adentro es una ruina que se cae a pedazos y Christopher y su familia, refugiados en unas pocas habitaciones de la primera planta, tienen la esperanza de que en uno de esos desmoronamientos cotidianos uno de los espesos muros comience a vomitar las talegas de oro que, se dice en Ballymena, enterró en ellos el diabólico reverendo Colville antes de morir.

Así reunirán el capital necesario para convertir al castillo de Galgorm en una lujosa residencia de catorce apartamentos restaurados en su viejo esplendor. Ya lo han hecho, con buen gusto y rigor histórico, con los patios y dependencias exteriores y el resultado no puede ser mejor.

Como todo castillo irlandés que se respete, el de Galgorm también tiene su fantasma. No es el espectro de Colville sino el de una muchacha de su tiempo a la que la BBC, cuando hace algunos años hizo un documental sobre el castillo, trató de filmar.

A fin de lograrlo importó a una célebre médium griega quien, para mala suerte de la televisión británica, sólo logró hacer contacto con la fantasma cuando las cámaras estaban ya apagadas y los camarógrafos dormidos. Pero, según Christopher, la muchacha espectral no es nada huraña y se aparece con frecuencia a los muchos médiums, espiritistas, diabolistas y fantasmistas que peregrinan hasta aquí para convocarla y platicar con ella de cosas del más allá. Sin ir más lejos, se le apareció una mañana a su propia esposa, al despertar, y celebraron ambas una conversación entretenida.

El castillo de Galgorm está en manos de la familia de Christopher, los Young, desde mediados del siglo XIX, y uno de los antepasados más ilustres del actual propietario, es Rose Maud Young, quien, pese a pertenecer a una familia sólidamente unionista-protestante y pro británica- formó parte de un puñado de damas de Antrim que participaron de manera muy activa, a...

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