Piedra de Toque / Los benévolos

AutorMario Vargas Llosa

No recuerdo haber leído nunca un libro que documente con tanta minucia y profundidad los pavorosos extremos de crueldad y estupidez a que llegó el nazismo en su afán de exterminar a los judíos y demás "razas inferiores" en su breve pero apocalíptica trayectoria.

Como todo puede ser llamado novela, este libro, cuyo título traducido al español -Los benévolos- pierde algo de la punzante ironía que tiene en francés, también ha sido llamado así, pero lo cierto es que lo propiamente novelesco de estas páginas -lo imaginado, lo ficticio, lo añadido por el autor al mundo real- es lo menos interesante, un mero pretexto para enfrentar a los lectores a una experiencia histórica de espanto, con una riqueza de detalles, precisiones, ramificaciones por toda Europa, complicidades innume- rables y un refinamiento artesanal indescriptible, que, a todas luces, el autor ha rastreado a través de documentos, testimonios e informaciones en muchos años de denodada investigación.

En una novela lo que importa, sobre todo, es lo que hay en ella de agregado a la vida a través de la fantasía. "Les Bienveillantes" es un libro extraordinario por lo que hay en él de cierto y verdadero y no por la muy precaria estructura ficticia y truculenta que envuelve a la historia real.

Quien la cuenta es un narrador personaje, Max Aue, que ha conseguido sobrevivir a su pasado nazi y envejece ahora, en la provincia de Francia, bajo un nombre supuesto y convertido en un próspero industrial.

No se arrepiente en absoluto de los crímenes indescriptibles de los que fue cómplice y autor -su exitosa carrera dentro del Tercer Reich la hizo como policía y experto en exterminio y campos de concentración, a la sombra del Reichsführer-SS Himmler, y trabajando en equipo con dignatarios como Eichmann o Speer, el ministro favorito de Hitler-, para los que tiene justificaciones históricas y políticas, en largas disquisiciones que resultan a veces algo monótonas.

Tuvo una infancia traumática, en Francia -su madre era francesa y su padre alemán-, en la que concibió una pasión incestuosa por su hermana gemela, y practica el homosexualismo pasivo a ratos y a escondidas, pero el sexo no ocupa un lugar importante en su vida.

Se doctoró en Derecho y es hombre culto, aficionado a la música, las buenas lecturas y las artes -le gustan mucho las óperas de Monteverdi y las pinturas de Vermeer- como, por lo demás, según su testimonio, parecen serlo muchos de sus colegas, en la Gestapo, los Waffen-SS y los...

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