Peugeot 607: El atractivo francés

AutorJesús Ballesteros

Contrario a lo que puede decirse del 206 o el 406 Coupé, el nuevo 607 de Peugeot no es un auto que se vea deportivo, ya sea visto por delante, por atrás, o de perfil. Es un sedán que por su figura elegante y blanda comunica más bien un mensaje de comodidad, de sensualidad; una figura que invita al espectador a disfrutar del viaje sin prisas ni alteraciones, en una atmósfera de absoluta tranquilidad.

Lo más distintivo de la línea exterior es el frente, con sus enormes faros envolventes y la típica parrilla de Peugeot, amplificada lo necesario para concordar con la enorme escala del 607. La parte de atrás es más sencilla, pero aún así logra explorar nuevos terrenos para la marca, con un corte de cajuela alto, luces esbeltas y una caída ligera del maletero. El medallón trasero es muy inclinado, lo que ayuda a darle al 607 una silueta suave que se ve más aerodinámica de lo acostumbrado en un auto de este tamaño.

En el interior continúan las líneas suaves, con un tablero elegante y algo minimalista que mantiene al mínimo indispensable los botones en el climatizador automático, el sistema de audio y la computadora de viaje.

Los insertos de imitación madera, la cual no deslumbra por su calidad, están bien ejecutados, así como las discretas molduras cromadas que acentúan el tablero en diferentes puntos. La palanca luce particularmente bien, con una ranura escalonada que viene acompañada de una pequeña placa metálica con la guía.

La posición de conducción es excelente, así como los asientos; lo único que se queda muy corto es el soporte lumbar, el cual resulta apenas adecuado en su posición más alta. Lo mejor es la sensación de amplitud que se consigue con el tablero inclinado y el parabrisas empujado hacia el frente, pues esto permite al conductor relajarse y disfrutar de la deliciosa experiencia de manejo que proporciona el 607. El volante es grueso y agradable al tacto, y el pedal muerto está claramente identificado como tal, como debe de ser.

En marcha

Después de varios días de conducir el 607 queda muy claro que el "handling" no es una de sus cartas fuertes. Dicho esto, tengo que reconocer que para ser un auto de casi cinco metros y más de mil 500 kilogramos, esta nave insignia de Peugeot se comporta bastante bien, especialmente en carreteras rápidas con curvas largas y pocos baches. Es fácil amontonar y mantener altas velocidades en el 607, de hecho se necesitan curvas cerradas o pavimentos muy maltratados para obligar al conductor a reducir...

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