El petróleo como arma saudita

AutorJim VandeHei, Hugh Pope, Bhushan Bahree y Carla Anne Robbins

En Waco, Texas, en Hofuf, Araba Saudita y en París

Redactores de The Wall Street Journal.

En la reunión de ayer entre el presidente de EE.UU., y un príncipe saudita rondaba una interrogante que el mundo todavía no se ha planteado seriamente durante una generación: ¿intentarán los sauditas usar el petróleo como un arma para mostrar su descontento con la política estadounidense en Medio Oriente? La respuesta rápida es que los sauditas seguramente no quieren usar el arma petrolera ya que podrían perjudicar sus propios intereses económicos tanto como los de Occidente.

Pero la respuesta final no es tan simple. Los sauditas tienen formas más sutiles de afectar al mercado petrolero si quieren hacer notar su descontento político al usar o no su exceso de capacidad de producción en momentos clave.

Y nadie puede descartar un embargo petrolero por parte de la monarquía saudita si la familia real se siente muy amenazada por las voces islámicas militantes.

El que el tema del embargo esté en el aire fue un signo de tensión presente en la reunión en Texas entre George W. Bush y el príncipe saudita Abdullah. Los dos países, el mayor consumidor y el mayor exportador de petróleo del mundo, parecieron unirse unos meses atrás en la intención de erradicar el terrorismo en Medio Oriente. Pero ahora esta comunión está seriamente dañada por la creciente violencia entre israelíes y palestinos, y la decisión de los militares israelitas de atacar los pueblos y campos de refugiados palestinos en toda Cisjordania. Esta acción puso al mundo islámico en ebullición, impulsó a Irak a declarar una suspensión de sus exportaciones petroleras y afectó la relación entre los sauditas y Washington.

En este clima, hasta una leve mención de The New York Times de que alguien cercano al pensamiento saudita había escuchado "conversaciones dentro de la familia real" acerca del uso del embargo petrolero fue suficiente para poner nerviosos a los mercados y volver más tensa la atmósfera en la reunión en Texas.

Los funcionarios sauditas inmediatamente declararon que no tienen planes de declarar un embargo petrolero. El príncipe Abdullah, en su conversación con Bush, habló abiertamente de una caída en la credibilidad estadounidense en la región, pero le aseguró que "el petróleo no será usado como arma", dijo Adel al-Jubeir, asesor de política exterior de la corona saudita.

El panorama político y petrolero ha cambiado significativamente desde...

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