Perspectiva Empresarial/ Un día de suerte

AutorCarlos Hermosillo Okhuysen

Dicen mis amigos que lo que no sé, lo invento. Así que esta frase, tengo una vaga idea de haberla leído en El Quijote, la cito sin tomarme el cuidado de confirmarlo. A final de cuentas, El Quijote está lleno de citas sabias como ésta, y no creo que alguien tenga especial interés en refutarme la acreditación.

En mi último turno a la peluquería, un pequeño de 7 u 8 años se ofreció a darle grasa a mis zapatos mientras esperaba, a lo cual accedí y no tardé mucho en darme cuenta que carecía de la habilidad de quien lo hace todos los días.

Además pude ver que tenía un problema físico en el ojo izquierdo, que muy probablemente se lo inutilizaba. Terminó de bolearme los zapatos y fue a preguntarle al maestro peluquero que si qué más hacía; se le ordenó barrer una zona del local, lo cual hizo de inmediato.

En eso me tocó mi turno, y siendo ya hora avanzada de la tarde el chamaco fue a pedirle al maestro permiso para retirarse; me impactó lo acomedido del niño, por lo que me interesé en conocer más de él.

Por el intercambio de palabras, y las preguntas que le hice al maestro, me enteré que ese era su primer día y que había ganado 48 pesos; que había llegado solo y que no tenía padre; que venía con su madre, de visita con una tía que vivía por el rumbo, y que para no andar de vago, por decisión propia, buscó el trabajo, con tan buena suerte que uno de los clientes, cirujano oftalmólogo, viendo su problema dedujo que era algo factible de ser corregido y se ofreció a hacerlo sin costo.

¡Que día tan afortunado para ese chamaco!

Que diferente sería nuestro país si muchos adultos capaces tuvieran esta actitud acerca del trabajo. Cuántas gentes fuertes, sanas y capacitadas evaden la responsabilidad de trabajar. Cuántas gentes con iniciativa ven frustrados sus esfuerzos por falta de una política promotora y favorable al desarrollo de empresas.

Este incidente me lleva a hacer algunas reflexiones, pero por falta de espacio de momento haré sólo una: estrictamente se está infringiendo la ley porque se está dando trabajo a un menor de edad.

En este caso ¿quién debe ser castigado?, ¿la peluquería, la madre porque lo deja trabajar o el propio menor por preferir trabajar que dedicarse a jugar o andar de vago?

Ahora que está de moda hablar de la oportunidad de cambiar tantas cosas en el país ¿ no será ésta una de ellas?

Que la ley permita el trabajo de menores, bajo ciertas condiciones, ha sido un caro anhelo de líderes empresariales desde hace mucho tiempo, pero que...

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