El perseverante niño de Scranton

AutorREFORMA/STAFF

Por 30 años ha intentado ser Presidente de EU, pero su autosabotaje, falta de carisma y tragedias personales le mantuvieron lejos de ese objetivo.

La vida de Joseph Robinette Biden Jr. es una de pérdidas familiares y decepciones políticas.

Nacido en Scranton, Pensilvania, pero criado en New Castle, Delaware, intentó por primera vez llegar a la Casa Blanca en 1988, cuando tenía 45 años, presentándose como el cambio y la nueva generación. Dejó la contienda luego de polémicas por haber plagiado un discurso de Neil Kinnock, líder del Partido Laborista de Reino Unido.

En 2008, volvió a intentarlo y se encontró en las elecciones primarias con un carismático Barack Obama y una popular Hillary Clinton que lo dejaron en las sombras. Se retiró de la contienda muy temprano, pero Obama lo eligió después como compañero de fórmula.

A la mitad de su segundo periodo como mano derecha del primer Presidente negro, Biden soñaba con aprovechar el impulso de haber servido a su lado para finalmente alcanzar la Presidencia. Esta vez, todo dependía de su hijo mayor, Beau -diagnosticado en 2013 con un tumor cerebral-, según reconoce el propio Biden en su libro de memorias "Promise Me, Dad: A Year of Hope, Hardship, and Purpose". (Prométemelo, Papá: Un año de Esperanza, sufrimiento y propósito).

El sueño de una tercera campaña mantenía a Biden y a su familia a flote ante el sufrimiento por la salud de su hijo.

"Era una manera de desafiar al destino", escribió. Pero Beau murió en mayo de 2015, y se llevó toda intención de su padre de competir.

Esta no era la primera vez que el ex Vicepresidente enfrentaba una pérdida. En 1972, poco después de haber sido electo al Senado, su entonces esposa, Neilia, y su hija de 13 meses, Naomi, fallecieron en un accidente automovilístico.

Sus otros dos hijos, Beau y Hunter, resultaron gravemente heridos, pero sobrevivieron. Luego, se casó con Jill Tracy Jacobs y tuvieron una hija de nombre Ashley.

El ex Vicepresidente lanzó este abril su tercera campaña por la Presidencia, y, tras una reñida contienda con el Senador Bernie Sanders y una diversidad de aspirantes, le fue concedida la nominación demócrata.

No es un agudo orador como Obama, ni veloz al hablar como Donald Trump. Éste incluso se mofa de él por considerarlo lento. Tropieza al hablar y hace pausas entre frases, trastabillea. Todo es producto de la tartamudez que padeció, pero que logró superar.

Lo que sí es Biden, según el propio Obama, quien al dejar la Casa Blanca lo llamó...

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