Persevera y llega a Marte

AutorIsrael Sánchez

"¡Hemos llegado! ¡Perseverance llegó! ¡Confirmado!".

Con estas palabras, entre vítores de los operadores en la sala de control del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, la ingeniera aeroespacial Diana Trujillo enmarcó para la posteridad el exitoso arribo, ayer, del róver Perseverance a Marte.

"No me lo puedo creer. Es algo que hemos esperado por muchísimo tiempo, y ha llegado", diría quien cualquier otro día se habría desempeñado como directora de vuelo de superficie de Perseverance, convertida ahora en conductora de "Juntos Perseveramos", el primer programa en español de la NASA de un aterrizaje planetario.

Un amartizaje, para ser precisos, que se conseguía después de siete meses de vuelo espacial y varios millones de kilómetros recorridos desde que la misión partiera de la Tierra el verano pasado.

Todo lo cual quedaba reducido a los últimos "7 minutos de terror", el lapso entre el ingreso de la nave a la atmósfera marciana y su llegada a la superficie, sorteando el riesgo de quemarse, descender en medio de feroces tormentas de polvo o estrellarse entre los acantilados, dunas de arena y campos de rocas.

"Estamos tratando de aterrizar el rover más grande, pesado y complejo que jamás hayamos construido en el sitio de aterrizaje más peligroso que jamás hayamos intentado", señaló el líder de entrada, descenso y aterrizaje de la misión, Al Chen.

Pasaban de las 13:20 horas en los relojes capitalinos cuando Perseverance se encontraba a más de 14 mil kilómetros del Planeta Rojo.

Los minutos corrían y, hacia las 14:38, se anunciaba el fin de la fase de crucero; el equipo que llevó al róver hasta el astro había hecho su trabajo, y correspondía al robot, que 10 minutos después ya había atravesado la atmósfera del planeta, desacelerar de 20 mil kilómetros por hora hasta cero para caer suavemente en suelo marciano.

En la Tierra, los operadores en el JPL confirmaban que la automatizada secuencia de aterrizaje ocurría conforme a lo proyectado gracias a pulsos que el robot emitía en forma de tonos de latidos. Ingenieros devenidos en médicos que monitorean los signos vitales de un paciente en medio de una delicada operación.

Trujillo, en tanto, se había vuelto cronista de un evento interplanetario, narrando cada informe de los operadores, cuyos únicos ojos eran los del Mars Reconnaissance Orbiter y sus datos de telemetría: "67 kilómetros de altura; ajustando el ángulo de navegación. A 16 kilómetros de la superficie; modo de alineamiento de...

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