Permanece la tradición

AutorViridiana Muñoz

Puedes ir a la frutería, verdulería o la carnicería, a comer una birria o un menudo mientras haces el mandado, esa es la magia de los mercados tradicionales, depositarios de historias y sabores que trascienden generaciones.

Desde un refrescante tejuino de don Marcelino, panadería tradicional del Fénix, antojitos mexicanos de la Menudería Lucita's y hasta los recientes "Menjurjes Pueblerinos" del chef Fabián Delgado en Yunaites, son algunos de los atractivos que sólo reúne el Mercado Cuarto Centenario.

Enmarcado por las calles Garibaldi, Cruz Verde, Joaquín Angulo y Jesús, se encuentra el punto comercial que fue erigido en diciembre de 1942 para conmemorar los 400 años de la fundación de Guadalajara, cuando el entonces Alcalde Salvador González se propuso hacer mejoras a la Ciudad, como pavimentar calles empedradas y dotar de redes de agua potable y drenaje.

Aunque también es conocido como Mercado de la Capilla de Jesús, debido al barrio homónimo que lo envuelve -y antes de lucir su actual construcción neoclásica- portó otros nombres, como Mercado de Jesús en el año 1931 o Maclovio Herrera, -dada la extinta plazoleta donde desde 1915 se comerciaba al aire libre-, pero se derrumbó para formalizar la compraventa del espacio que ahora se caracteriza por la amplitud de sus pasillos, limpieza y armonía, señala el historiador Tomás de Híjar.

En la actualidad, son 252 locales los que nutren al edificio marcado con el domicilio Garibaldi 824, y quienes se han vuelto testigos de su evolución son los mismos comerciantes. Tal es el caso de las cocineras de la Menudería Lucita's, unas de las locatarias más antiguas y quienes a primera hora del día se hacen de sal, ajo, hierbabuena y cebolla para sazonar diariamente 100 litros de menudo.

"Estamos en el Mercado desde el año 1975. En el 94 nos hicieron una remodelación, porque antes cada localito era un tejabán con láminas de cartón, pero con la remodelación nos pusieron el techo uniforme. Hace dos años nos cambiaron el piso y pusieron bien las redes de agua y quedó muy bien.

"Yo me acuerdo que desde siempre estuve aquí porque mi mamá, Lucía Rodríguez, empezó con la fonda. Hace nueve años falleció y nos dejó a cargo, pero ella nos enseñó la preparación del menudo, desde lavarlo, cocinarlo y atender a la gente. El secreto del menudo está en la lavada, debes tener mucha higiene, y también hay que cuidar la terminación de la carne y que no se cocine arrebatado", relata la quincuagenaria Lucita Mijes.

Por otro...

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