PERFILES Y RASGOS

AutorHoracio Andrade

MÁS QUE CARIÑO, RESPETO

En la cultura mexicana en general, y en la de trabajo en particular, pese a nuestra marcada orientación al grupo y a las relaciones, tenemos una asignatura pendiente, que por cierto se ha convertido de unos años a la fecha, en un aspecto crucial tanto de la vida social como organizacional: el trabajo en equipo.

Por una u otra razón, se considera que un requisito indispensable para trabajar con otros es que las personas, por decirlo de alguna forma, se quieran. Esto hace que la integración de un equipo se confunda frecuentemente con una serie de actividades tendientes a despertar este sentimiento de amistad, y que se considere que, en aras de la armonía, el conflicto, e incluso la mera diferencia de opiniones, deben ser evitados.

El resultado es que las cosas no se dicen, y el supuesto y ficticio acuerdo en todo entre las personas, hace que el equipo permanezca estancado, sin la sana confrontación de ideas que es la base de la mejora, de la búsqueda de alternativas y de la creatividad.

La efectividad se subordina, de esta manera, a lo que se consideran "buenas relaciones", y que en realidad no son más que formas de darle la vuelta a lo que verdaderamente enriquece al trabajo con otros: la diversidad.

El hecho de que los integrantes del equipo lleguen a tenerse una gran estima, y a considerarse como amigos, puede incluso llegar a ser francamente contraproducente, debido a que nadie se atreve a cuestionar a aquellos con quienes no está de acuerdo, por temor a herir susceptibilidades y a dañar de algún modo la relación.

En realidad, lo que se debe buscar siempre, más que el cariño, es crear un clima de respeto, confianza, apertura y colaboración entre las personas, que de ninguna manera excluye la confrontación y el conflicto, aunque ciertamente los ve como algo que, sabiéndose manejar, puede ser altamente funcional y positivo para el equipo.

Desarrollar estas habilidades para trabajar conjuntamente en un ambiente sano, pero sabiendo guardar las distancias para que el afecto no impacte negativamente al desempeño, es una de las tareas prioritarias de todo equipo, y una de las responsabilidades más importantes del líder.

Nada personal

Para usar una expresión coloquial, "pintar la raya" que separa el afecto del trabajo, es tan difícil como necesario. Para lograrlo, los miembros del equipo tienen que aprender, antes que nada, a no personalizar los desacuerdos. En nuestra cultura somos muy dados a mezclar el ámbito de lo...

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