PERFILES Y RASGOS

AutorHoracio Andrade

CULTURA DE INFORMALIDAD

Cada vez resulta más evidente la gran influencia que ejerce la cultura sobre el comportamiento de las personas. Este concepto ha ido creciendo en importancia porque nos permite no solo comprender el modo de ser de un grupo, sino también encontrar formas de aprovechar sus fortalezas y combatir sus debilidades.

La cultura se entiende como una serie de significados compartidos que genera una percepción parecida de la realidad entre quienes los comparten, y consecuentemente, un patrón de comportamiento homogéneo. Esto quiere decir que los contenidos mentales van a determinar la acción; cuando algo no forma parte del modelo mental que se ha creado en buena medida como resultado de la influencia de la cultura, es difícil concebirlo.

Hace varios años, un reportero de radio entrevistó al entonces entrenador del equipo olímpico alemán de natación y le preguntó, entre otras cosas, cuáles eran las sanciones que aplicaba cuando alguno de los atletas llegaba tarde a un entrenamiento. El entrenador contestó rápida y tajantemente: "No llegan tarde". El reportero insistió con un par de preguntas más, referentes a qué haría en caso de que eso llegara a suceder, y la respuesta fue siempre la misma: "No llegan tarde". Este es un magnífico ejemplo de que, cuando algo no forma parte del modelo mental, simplemente no se le concibe.

El modelo mental prevaleciente en nuestra cultura es, en este aspecto, mucho más relajado que el alemán: tan pensamos que las cosas pueden salir mal, o a destiempo, que a menudo así sucede. Desgraciadamente, la cultura de la informalidad sigue prevaleciendo sobre la de la formalidad en nuestro país, lo que ha contribuido a que nuestra fama en esta materia, tanto dentro como fuera de las fronteras, no sea la mejor.

Alguien comentaba alguna vez que la frase a la que más debemos temer en México es "¿Qué cree?", porque siempre es el preludio a una mala noticia: o no estuvo el coche a tiempo, o se echó a perder la ropa en la tintorería, o no se resolvió el problema, o lo que quedaron de darnos no estuvo listo. Con los compromisos sucede lo mismo, de manera que ya se da por sentado que los eventos, sean laborales o sociales, empezarán siempre después de la hora señalada.

Inculcar la responsabilidad

Quizás en el fondo del problema está la falta de autodisciplina, así como la ausencia de respeto a los derechos ajenos. El hecho es que nos urge inculcar el sentido de responsabilidad, a fin de cumplir con los compromisos...

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