Perfiles y Rasgos

AutorHoracio Andrade

Grilletes

"...como, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor", dice uno de los versos de las famosas coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique. En efecto, por diferentes razones los seres humanos tendemos a permanecer atados a los tiempos idos. En ocasiones, solamente con la añoranza de lo que alguna vez fue y ya no es, con ese recuerdo persistente que nos impide disfrutar lo que tenemos por ocupar nuestra mente con personas, lugares, situaciones, animales y objetos a los que, aunque pasaron a ser fantasmas, seguimos manteniendo artificialmente vivos.

Sin embargo, también sucede, y eso es más grave aún, que el pasado no solo convive con el presente, sino que incluso lo llega a sustituir. ¿Cómo? Haciendo las mismas cosas que antes, como si las circunstancias, los problemas, los retos, no hubieran cambiado. Es verdad que la vida es un eterno instante presente, pero es un instante que es siempre diferente del que se acaba de ir.

El pasado, entonces, puede ser un grillete que no nos deja mover, evolucionar, desarrollar nuestra creatividad y mejorar; puede ser un viejo castillo poblado de espíritus, de usos y costumbres de los que ni siquiera conocemos el origen, o lo hemos llegado a olvidar, pero que siguen dándonos la pauta de qué hacer y cómo actuar, aunque sea ya claramente inoperante.

Esos grilletes a veces provienen de situaciones o acontecimientos que en un momento dado actuaron como agentes condicionantes de la conducta individual o colectiva, como bien demuestra un experimento que se hizo con un grupo de monos. En realidad, poco se conoce de los detalles del mismo; aunque se ha vuelto muy popular, no hay mayor información sobre quiénes lo hicieron, dónde y cuándo.

En consecuencia, nadie garantiza que la historia sea real, pero incluso como fábula vale para ilustrar cómo el pasado invade con frecuencia al presente, sin que este último siquiera se de cuenta de ello.

Los monos y el agua

Se dice que un grupo de científicos llevó a cabo una investigación que consistió en lo siguiente: colocaron a cinco monos en una jaula, al centro de la cual había una escalera, la cual permitía alcanzar un racimo de plátanos que estaba colgado del techo.

Como era de esperarse, no pasó mucho tiempo antes de que uno de los monos ascendiera por la escalera para arrancar un plátano.

Mientras lo hacía, los otros cuatro recibieron un baño de agua helada, que seguramente no les gustó nada. Poco después, un segundo mono subió por su fruta, y...

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