Perfiles y Rasgos

AutorHoracio Andrade

El gato y el garabato

El popular dicho que afirma que hay que estar siempre "con un ojo al gato y el otro al garabato" ilustra muy bien lo que las organizaciones tienen que hacer en una época como la que estamos viviendo.

Dado que el entorno se mueve muy rápido y es impredecible, complejo y "líquido", como diría el sociólogo Zygmunt Bauman, hay que estar siempre pendientes de lo que sucede en él, tanto en lo que toca al ámbito general de los cambios políticos, económicos, socioculturales y tecnológicos, como al más inmediato, que es el compuesto por los clientes, inversionistas, proveedores, competidores, comunidades y públicos directamente relacionados con la organización.

Lo que pasa en cada uno de ellos afecta en mayor o menor medida, positiva o negativamente, a la empresa, por lo que ésta debe asegurar que la información que recibe acerca de lo que ahí sucede sea suficiente y oportuna; sólo así contará con la "materia prima" necesaria para tomar las decisiones correctas que le permitan aprovechar las oportunidades y conjurar las amenazas que el entorno trae consigo.

Esta constante búsqueda de señales que muestren lo que está sucediendo, para actuar en consecuencia y lograr que la organización se adapte exitosamente a las condiciones cambiantes de su entorno, sería el equivalente a "echar un ojo al gato", a ese gato que es el hoy, y que es muy importante porque es en el que se está compitiendo y del que hay que salir, en primera instancia, bien librados. El ojo al gato es el ojo que ve bien de cerca.

¿Cuál es entonces el "garabato" al que hay que echar el otro ojo? Sin duda, es el futuro del entorno y de la organización, porque ambos están estrechamente ligados. En este sentido, la metáfora funciona muy bien porque el futuro es, tal cual, un garabato, algo que se nos aparece desdibujado, informe, incierto. Por eso, el ojo que hay que echarle es el de la visión, el que ve bien de lejos.

Tendencias y riesgos

El entorno es importante por lo que es y por lo que puede llegar a ser. Desde el momento en que es dinámico y cambiante, las condiciones prevalecientes están sujetas a infinidad de vaivenes, que finalmente pudieran terminar dando un giro de 180 grados a la situación. Si la organización no está preparada, literalmente el destino la va a alcanzar y su supervivencia se verá amenazada seriamente.

Esta es la razón por la que tanto el análisis de tendencias como el análisis de riesgos están poniéndose tan en boga hoy...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR