Perfiles y Rasgos

AutorHoracio Andrade

¿Máquina o ser vivo?

Hasta hace no muchos años, la analogía que más se utilizaba para explicar lo que es una organización era la de la máquina: una serie de engranes, de mecanismos y de partes que, si estaban bien coordinados, funcionaban, o debían funcionar, a la perfección. De hecho, las primeras teorías de la organización -Taylor, Fayol, Weber- buscaban darle a esa máquina una buena dosis de racionalidad y el modelo que se derivó de ellas se conoce ahora como burocrático-mecanicista.

Durante un tiempo muy largo, esta forma de concebir a las organizaciones predominó, hasta que el paradigma racionalista empezó a ser sustituido por el sistémico, que parte de bases radicalmente diferentes. Para empezar, éste último afirma que a lo que menos se parece una organización es a una máquina: lejos de ser semejante a un mecanismo de relojería, es como un organismo vivo, y como tal, comparte muchas de sus características.

La primera y más importante de ellas es que, al igual que los seres vivos, la organización opera en un entorno que le presenta constantemente amenazas y oportunidades, demandas y exigencias a las que hay que responder rápido y bien; de lo contrario, el sistema se desestabilizará, perderá su estado de equilibrio e incluso podría poner en serio peligro su supervivencia. Esto lo había dicho ya Darwin refiriéndose a las especies: las que sobreviven, afirmó, no son ni las más fuertes ni las más inteligentes, sino las que mejor se adaptan a los cambios de su entorno.

El estado de equilibrio es dinámico, lo que quiere decir que para mantenerlo es necesario cambiar tanto como el entorno lo exija. El ser vivo en general tiene que responder, entre otros, a cambios de temperatura, de presión, de dieta y de calidad del aire. La organización debe enfrentar, y responder, a cambios en su entorno amplio (político, económico, sociocultural, tecnológico) y específico (mercado, competencia, organismos con los que tiene una estrecha relación).

Recuperar el equilibrio

Cuando cambian las condiciones externas que los afectan, los procesos internos del organismo tienen que cambiar también, para recuperar su "homeostasis" o estado de equilibrio dinámico.

El proceso homeostático por excelencia de la organización es el de toma de decisiones, porque de la calidad de éstas depende básicamente el que los cambios que se tengan que hacer sean los...

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