Perfiles e Historias / Una mujer de retos

AutorDaniel de la Fuente

Tres veces Nina Zambrano puso sobre la mesa del Consejo de Directores del Museo de Arte Contemporáneo su salida de la presidencia del espacio cultural. En la última defendió su decisión ante las peticiones de aplazarla: ya era tiempo.

Por dos décadas, esta promotora ha dirigido las riendas de MARCO: saneó sus finanzas, lo abrió a los grandes públicos y lo volvió referencia internacional.

Es, así lo dice, la etapa profesional más feliz. Sin embargo, la repentina muerte de su hermano Lorenzo el 12 de mayo del 2014 la hizo meditar sobre su propio tiempo.

"Tomé la decisión como un año después de su fallecimiento. Me abrió los ojos a todo lo que quiero hacer: están pasando cosas muy hermosas en mi vida que no me quiero perder", afirma.

Nina toma una escultura que le obsequió la artista Yvonne Domenge tras decirle: "Es la llama de tu hermano que siempre va a estar prendida".

Ciertamente en la vida de Nina abundan las decisiones. Meditadas a conciencia, incluso frente a cuestionamientos, las emprende cuando sabe que persiguen un objetivo noble, trascendente.

"A mí que no me digan que no puedo hacer algo porque quiere decir que lo voy a hacer", ríe en uno de estos días, los últimos que pasará en las oficinas del museo.

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La determinación le viene de la infancia a esta mujer alta, de cabello castaño y mirada que sonríe. Cuenta que una amiga se encontró con una maestra de alguno de los colegios religiosos en los que estuvo hasta la preparatoria y que le preguntó: "¿Nina sigue tan curiosa como de chiquita?".

"¡Igualita!", le dijo la amiga.

En la familia se lo reprochaban con cariño: "En todos lados quieres estar, todo quieres saber". Ella decía: "Bueno, ¿y?".

Única mujer entre los cinco hijos de Alejandrina Treviño Madero y Lorenzo Zambrano Hellion, Nina se las ingeniaba para participar en los juegos de los hermanos.

"Salvo la muerte de papá cuando yo tenía 9 años, fui una niña feliz y consentida por ser la única mujer entre cuatro hermanos; la consentida del abuelo materno, por ser mamá su única hija, e hija, a su vez, del hijo consentido que murió joven".

Por su parte, la abuela materna fue la hermana consentida de Francisco I. Madero, pilar de la Revolución.

"Me encanta decir que mi abuela era hermana de Madero, me siento orgullosa. Él creía en cosas en las que yo creo, eso se va heredando", dice.

Nacida en Monterrey el 24 de mayo de 1950, esta mujer conversadora y cordial aceptó negativas sólo en la temprana juventud: cuando inspirada por su tío Rodolfo Garza Madero quiso estudiar diseño de interiores en Parsons, en Nueva York, y al querer entrar a la...

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