Perfiles e Historias / Una mujer con estilo

AutorMaría Luisa Medellín

Para Judith Grace los retos son oportunidades para probarse y crecer, por eso nunca les rehúye.

De obrera se convirtió en reina de belleza, y lo mismo ha sido conductora de televisión y empresaria, que actriz y aspirante a Senadora y a Alcaldesa de Monterrey.

Sin embargo, en su historia no todo es glamur. En su niñez sufrió el divorcio de sus padres, la ausencia de su mamá, quien se vio obligada a regresar a Estados Unidos para rehacer su vida, y el durísimo carácter de su padre, que formó una nueva familia.

Era la sociedad de los 70, que señalaba a los hijos de divorciados, y tanto Judith como sus hermanos mayores César, Jenny y Thomas lo vivieron.

Aunque como niños inquietos y alegres disfrutaban de los juegos que también compartían con sus amigos, cuando reunirse en la calle para platicar y divertirse todavía era posible.

"Tenía 9 años cuando mis padres se divorciaron. Viví mi transición de niña a mujer sin mi mamá y eso te crea una añoranza muy grande, pero al crecer entendí sus circunstancias y me nació una necesidad de ser muy cercana a mis hijos, Judith y Arnulfo Roberto, aun cuando varios años he tenido que trabajar fuera del País.

"Mi mamá falleció en el 2012 y siento que no la pude disfrutar lo que yo hubiera querido. Era norteamericana e hija de irlandeses, encantadora y hermosa", detalla reflexiva, sentada en una silla de la barra del comedor de su casa, en San Pedro Garza García.

1 De expresivos ojos verdes y larga cabellera ondulada, Judith platica que empezó a trabajar a los 15 años en un laboratorio donde empacaba medicinas, pero mucho antes vendía postales navideñas, rifaba pasteles que preparaba su hermana y se encargaba de los quehaceres de la casa.

Su hermano Thomas dice que asumió el rol de una mamá chiquita, y desde entonces siempre ha sido preocupona y cercana a la familia.

Se acuerda de que en una ocasión él le dio un par de golpes a unos muchachos que la piropeaban, pero se le vinieron encima y su hermana no dudó en intervenir para defenderlo.

"Nunca se raja, es muy intensa y, a veces, algo despistada", describe.

Judith comparte que le encantaba ir a la escuela, aunque no continuó sus estudios por una mala racha económica de su papá, César González, quien ya falleció.

Años después terminó la preparatoria, pero de jovencita hizo un curso secretarial e ingresó como cajera en un banco.

También fue recepcionista en Alfa y secretaria de dirección en Visa, donde una compañera la animó para que se inscribieran en el certamen...

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