Perfiles e Historias / Maestro de la música

AutorDaniel de la Fuente

Eran los años 60 y David García estaba convencido de que su camino como rockero lo llevaría a Estados Unidos.

Formaba parte de la agrupación Zoológico Mágico, de gran éxito entonces en la Ciudad, conformada por él, Hernán "Pony" González, Carlos Villarreal y Juan Mejía.

"Estuvimos en la punta de lanza de todo lo que se hacía, tocando en la azotea de la Prepa 7, sobre tráileres, en la calle, haciendo y deshaciendo", recuerda, sonriente.

"Queríamos vivir del rock, pero aquí no había modo, tampoco la calidad: había que irse".

Tan convencido estaba que ya había desertado de la carrera de Arquitectura, a la que entró por su sensibilidad para el dibujo, pero cuando empezaron las clases sobre cementos y ladrillos, tomó la decisión de tomar distancia.

En eso andaba cuando lo invitaron a un concierto de música clásica, suceso que cambió radicalmente su vida.

"Fue una revelación para mí escuchar a Chopin, Debussy, Beethoven, Mozart, pero sobre todo ser alumno de Nicandro Tamez, con quien estuve siete, ocho años años", recuerda David, alto, delgado, de cabello blanco y usualmente serio.

"Fue un parteaguas en mi vida, su enseñanza era muy renacentista".

Dejó atrás el rock y empezó a trabajar con Nicandro. Entonces su vida dio un giro: fue director musical en ensambles y revistas del Tec. De hecho, el Auditorio Luis Elizondo se inauguró con música suya, lo mismo que el Teatro Nova.

Gracias a esta actividad, consiguió una beca para estudiar en la Universidad del Norte de Texas, de donde egresó de la licenciatura en Composición y de la Maestría en Educación Musical con acentuación en dirección orquestal y coral.

Sin embargo, una semana antes de graduarse y volver a Monterrey, Tamez falleció. Era 1985.

David, quien tenía planeado realizar un viaje por Morelia, Guadalajara y Xalapa para conocer el ámbito nacional y buscar trabajo como asistente de director, llegó a Monterrey y le ofrecieron el cargo que Tamez había dejado acéfalo: la coordinación de la Escuela de Música de la Universidad Regiomontana.

"Terminé detrás de un escritorio", comenta, "pero acepté para continuar con el gran trabajo del maestro Tamez''.

El músico se puso a trabajar con ímpetu, deseoso de animar el ambiente musical en la Ciudad: mientras que en Estados Unidos había disfrutado de tres o cuatro conciertos por semana, acá no sucedía nada parecido, por lo que en los cinco años que estuvo en el cargo creó la Camerata de la Universidad Regiomontana, una big band de jazz y el Cuarteto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR