Perfiles e Historias / Cosecha galardones

AutorMaría Luisa Medellín

Bajo el cielo del desierto, mientras las vides concentran sus aromas en la madrugada fría, o cuando el sol cae a plomo y los frutos sueltan sus azúcares hasta lograr una identidad propia, como una huella digital, Francisco Rodríguez González va y viene por los viñedos.

Probar las uvas a punto de madurar para decidir si se cosechan es lo primero que hace al despuntar el día. En la tarea, y siempre tras sus pasos, está Lucas, un can negro, mezcla de pastor alemán y pastor holandés.

Ésta es la vendimia 38 del enólogo de Casa Madero, la vinícola más antigua de América, fundada en 1597 en Parras de la Fuente, un territorio tan pródigo como interminable al sureste de Coahuila, donde el próximo fin de semana se recibirá al pueblo para la tradicional fiesta de bendición de la cosecha, con pisa de uvas, cena, cata de vinos, danzas y la coronación del Rey Baco.

Es en este tiempo de recolección de frutos cuando el ingeniero o Paco, como lo llaman, se recuerda de niño, sembrando y espantando ardillas y liebres con el ruido de unos botes para evitar que se comieran las semillas.

Hoy es el artífice de los vinos mexicanos más premiados en el mundo, y el empleo en el que permanecería por tres meses ya va para los 42 años.

Es la pasión de su vida, y para estar disponible a cualquier hora sólo hay que cruzar la calle para llegar a su casa.

"Hace años soñaba que me retiraría al llegar a las 500 medallas de oro, plata y bronce, en los concursos internacionales en los que participamos desde 1989, pero esa meta se hizo realidad hace tiempo y todavía tengo muchos planes", comparte con una sonrisa y señala los viñedos a su alrededor.

Sólo en lo que va del 2014 se han acumulado 34 preseas: 10 de oro, 17 de plata y 7 de bronce. Además, en un par de meses lanzará al mercado 2 vinos orgánicos -uno tinto Cabernet Sauvignon y otro blanco Chardonnay-, que se sumarán a las más de 20 etiquetas que manejan.

Aunque es un multipremiado winemaker, Francisco es sencillo, práctico y comparte gustoso sus conocimientos.

Él no sólo procesa los vinos en la bodega, sino que desde el viñedo consigue la materia prima exacta para lo que desea elaborar. Controla la calidad de la fruta, elige las temperaturas y tiempos para la fermentación, trasiegos, barricas, y todo hasta ponerle el corcho a la botella.

"El proceso del vino es como un bebé al que debes cuidar todo el tiempo. Te ayuda mucho la naturaleza, la calidad del entorno, pero si no estás atento a cada paso de nada sirve, porque...

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