Perfila mexicano ópera del futuro

AutorErika P. Bucio

Francisco Negrín perfila el futuro de la ópera.

Es un mexicano que triunfa en el género desde el extranjero, aunque no canta.

Descendiente de exiliados republicanos, lleva 52 producciones de ópera en festivales y teatros de Europa, Estados Unidos y Australia. Su reputación es la de un director de escena experto en obras difíciles.

De niño le entusiasmaban más las aventuras de su abuela, la actriz española Rosita Díez Gimeno, que las hazañas políticas de Juan Negrín, su bisabuelo, quien fue Presidente de la República en el exilio, de 1937 a 1945.

En unas vacaciones en Nueva York, la abuela lo llevó al Metropolitan Opera House. Vieron Carmen, de Franco Zeffirelli. Pero a él, entonces, le impresionó más A chorus line, un musical de Broadway mucho más llevadero para un niño. La experiencia lo marcó.

Nació en México en 1963. Vivió aquí hasta los 9 años, cuando sus padres decidieron mudarse al sur de Francia, donde tenían una casa familiar.

Estudió piano e intentó ser cantante, pero no tenía la voz. Como le gustaba la danza, pensó que sería coreógrafo. De ambas profesiones desistió. Pero encontró que como director de escena podría trabajar con bailarines y músicos.

Es un defensor de los cantantes. A veces, admite, tienen mala reputación, de divos. "Más divos son los directores de orquesta... esto de oír la palabra maestro todo el día".

También estudió cine y asistió a directores. Así que no es extraño que sus montajes sean un cruce de lenguajes, pero siempre respetuoso de la partitura.

"Mi trabajo consiste en poner en escena la...

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