Peregrinan... por medicina

AutorMirna Ramos

Con sus 85 años a cuestas y la salud disminuida a causa de la diabetes, la hipertensión y el colesterol, Antonio Ochoa Aguirre, vecino de la Colonia Niño Artillero, abandona contrariado la farmacia de la Clínica 28 del IMSS, en Monterrey.

Es la segunda vez que acude a preguntar si tienen las medicinas que le faltaron 13 días antes -losartán, clonazepam y pravastatina-, pero no tiene suerte y tendrá que regresar por tercera vez.

"Yo creo que el Seguro ya lo que quiere es que se vaya muriendo la gente", dice, mientras camina lentamente a buscar un taxi, que le cobra 40 pesos por cada vuelta a la clínica.

Su caso es sólo uno entre muchos.

El desabasto en las farmacias del IMSS es generalizado y bastan unos minutos en cualquiera de sus clínicas para constatarlo.

Luego de hacer largas filas, de más de una hora, y salir solamente con un sello de "pendiente" en sus recetas médicas, los asegurados inician una peregrinación de ir y venir que puede prolongarse por días o semanas y que les implica, además, un gasto fuerte en transporte.

Pese a que las recetas pendientes son selladas, a los tres días de su expedición ya no son válidas y los derechohabientes tienen que tramitar nuevas.

Muchos de los afiliados optan por comprar versiones genéricas de las medicinas o conseguir algunas dosis con familiares o conocidos.

"Siempre te dicen que el viernes y nosotros pensamos: '¿el Viernes Santo o cuál?'", señala Daniel Flores, afiliado a la Clínica 28.

"Ya van cinco viernes que vengo y mejor la compré genérica, porque gastas más en el camión", dice.

Esta situación se suma a las carencias de equipos, materiales y camas en hospitales revelada ayer por EL NORTE.

Los fármacos escasos van...

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