Perdura siembra de narcoplantíos

AutorGuillermo Cruz y Benito Jiménez

MÉXICO.- Primero, los elementos del Ejército ubican predios de mariguana y amapola. Enseguida, los destruyen.

Pero cuando los militares se van, los campesinos, financiados y/o amenazados por los narcotraficantes, vuelven a poner la semilla.

Meses después, el personal de la Sedena regresa y vuelve a destruir las plantas de mariguana o amapola.

Cuando se van, una vez más, la tierra se vuelve a "trabajar".

En esa circunstancia, por lo menos desde 1989, se encuentran decenas de ciudades en todo el País, algunas de las cuales acaparan la producción de esas plantas comercializadas por los distintos cárteles que se disputan el trasiego de drogas en el País.

Los municipios en los que más mariguana se cultiva en México son Guadalupe y Calvo, Chihuahua; Tamazula, Durango; Badiraguato, Sinaloa; Aguililla, Michoacán y Tecpan de Galeana, Guerrero.

En cuanto a la amapola, según un documento del Ejército, sobresalen una vez más Guadalupe y Calvo, Tamazula y Badiraguato, además de General Heliodoro Castillo, en Guerrero, y El Nayar, en Nayarit.

"Los cultivos se pueden destruir pero no 'erradicar'. El discurso oficial sobre el tráfico de drogas hace tiempo que debería haber erradicado la palabra 'erradicar' de su lenguaje", criticó Luis Astorga, investigador de la UNAM y especialista en asuntos relacionados con el tráfico de drogas.

Por su parte, Jorge Hernández Tinajero, presidente del Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas, subrayó que si existe reincidencia es porque la demanda no cesa.

"Hay un mercado que cada vez se dinamiza más, que tiene más canales, hay mejores estrategias para diversificarse, es un mercado vivo que resulta un poco ingenuo pensar que se va a terminar con esos operativos en la sierra", opinó.

Astorga señaló que la reincidencia está asegurada mientras continúe la demanda, mientras que para Hernández Tinajero "el Ejército tiene la necesidad de perseguirla (la destrucción de plantíos), pero tampoco es culpa del Ejército, la culpa es de la forma en que enfocamos el asunto".

Según un informe de la Sedena en poder de MURAL, en lo que va de la administración del Presidente Felipe Calderón, el promedio anual de las hectáreas de mariguana destruidas por el Ejército son inferiores a las reportadas durante los sexenios de Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

De 1995 a 2000, cada año eran abatidas un promedio de 19 mil 523 hectáreas de mariguana; de 2001 a 2006 la cifra se disparó a 25 mil 800, pero en el actual sexenio, de 2007 a 2009...

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