¡Con pelos en la lengua!

Ni modo, otra vez encerraditos, quien nos manda a darle rienda suelta cuando aún no se podía, así que yo por mientras seguiré sacándole jugo, y todo lo que pueda, a mi negro de oro que siempre está bien puesto para complacer todos mis ardientes deseos...y más...

BORRACHÍN

Pasaban las 3:00 horas cuando transcurría un tremendo aguacero, y en el vecindario los gritos de un borracho se escuchaban.

-¡Alguien que me empuje, hic!

En la comodidad de su hogar, una señora se despierta, escucha la llamada de auxilio, por decirlo de alguna manera, y levanta a su marido:

-Amor, ve y ayuda a ese pobre señor, que de seguro se le quedó atascado el carro y no hay quién lo ayude.

-Pero amor, ese tipo a leguas suena que está en un avanzado nivel etílico... ¡Qué le llame a su seguro o alguno de sus familiares!-, responde el marido, quien se guardaba su molestia para sus adentros.

-Amor, no creo que estaría gritando de manera tan desesperada si tuviera cómo llamarle a su seguro o a sus familiares...

De mala gana, el marido se levanto de la cama, se puso un impermeable y unas botas de hule, de esas que usan los carniceros, y sale al aguacero.

Sin embargo, entre la lluvia, no se veía nada.

-¡Señor!, ¿en dónde está para empujarlo?-, grita el buen samaritano.

-¡Estoy por acá, en el parque!-, responde el hombre, al que se le notaba la ebriedad en sus palabras.

El hombre de la casa pensó que a lo mejor el sujeto en aprietos se había estacionado junto al parque del vecindario y se dirigió a ese punto.

Sin embargo, al llegar entre la lluvia no se veía nada.

-¡Señor!, ¿en dónde está para empujarlo?-, grita de nuevo el buen samaritano.

Y el beodo, con la...

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