¡Con pelos en la lengua!

Ya sé porque lo agarré... me refiero al virus que me tumbó en la cama durante una semana. Estuve pensando en dónde se me metió el desgraciado y recordé que fue el día que me encontré a varios de mis admiradores que querían besar a su Negra preciosa. Por supuesto que me deje querer, pero unos días después ya andaba agripada gracias a mis fans. No se rían, de verdad, cada día tengo más admiradores, a quienes les encantan mis chistes pelados, por cierto, aquí les van...

Negros recuerdos

Llega a la cantina un hombre y pide un tequila. El cantinero le sirve y el cliente la bebe de un trago, después escupe en el suelo y exclama:

- ¡Méndigo negro!

El hombre, quien se ve compungido, pide otro tequila, pero ahora doble. El cantinero se lo sirve y el cliente lo bebe de un trago. Tras tomarlo vuelve a escupir en el suelo y repite:

- ¡Méndigo negro!

El cantinero intrigado se le aproxima y le pregunta:

- Oiga, amigo ¿por qué se toma su tequila, después escupe y dice ¡méndigo negro!?

El cliente le contesta:

Es que me fui de mojado a los Estados Unidos y después de estar unos meses decidí regresar a mi tierra y le pedí raid a un trailero negro. Cuando faltaban unas millas para llegar a la frontera íbamos a chocar de frente contra otro tráiler y le dije al negro:

- ¡Negro, si me salvas de ésta... te hago el oral. Por eso siempre después de beber digo: ¡méndigo negro!...

Condecorado

Un tipo llega a su casa completamente borracho. El hombre batalla para encontrar la cerradura y abrir la puerta. Una vez adentro de su casa, a gatas encuentra su cuarto y a su mujer, quien estaba hecha una fiera, pero ella no le dice nada porque sabe que por el estado de embriaguez será una alegata inútil.

El hombre se acuesta y se queda dormido. Desconsolada la mujer se dice:

- ¡Qué vida tan desgraciada, haberme casado con este imbécil, borracho y desconsiderado!

La mujer estaba analizando la magnitud de su error al casarse con semejante hombre cuando éste empieza a roncar espantosamente. La ira de la mujer aumenta y llora de rabia.

- Lo que faltaba, que empezara a roncar el imbécil, ya estuvo que no podré dormir en toda la noche.

De pronto, la mujer recordó un viejo truco para curar los ronquidos, el cual consistía en colocarle en su ése una...

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