Peligrosa obsesión

AutorAlejandra Navarro

La presión por lograr que todo salga perfecto en la boda puede ser tanta que las novias terminan por volverse un manojo de nervios y por irritar a familiares y amigos.

Ansiedad a distancia

Natalia Rodríguez es un ejemplo de lo que le puede llegar a pasar a una novia tensa.

Ella conoció a su novio cuando estudiaba una maestría en París. Al año de estar juntos, decidieron casarse en México, ya que ambos habían nacido aquí. Esto obligó a Natalia a planear la celebración desde Europa, cosa que no fue sencilla.

La distancia también forzó a su familia a involucrarse en el proceso. Su hermana Ana fue encargada de supervisar detalles.

"Yo vi todo lo de la boda. Natalia, además de ser perfeccionista por naturaleza, se sentía muy frustrada por no poder hacer esto ella misma", cuenta Ana.

La situación explotó cuando Ana decidió tomar vacaciones en el Viejo Continente. Paseó por Londres, Madrid y Venecia antes de llegar a la ciudad donde vivía su hermana, con quien quería revisar pendientes del evento.

Cuando tocó la puerta de Natalia, sólo escuchó reclamos sobre su falta de concentración en los planes de la boda.

"Eso no fue lo peor. Yo llevaba algunas semanas sin hablar con mis papás y pensé que podría hacerlo al llegar a casa de mi hermana.

"Pero cuando marqué a México, me arrebató el teléfono y comenzó a discutir con mi mamá sobre el tono de morado del vestido de la niña de las flores, alegando que era tema de vital importancia", recuerda.

Al final, Natalia viajó a México antes de lo previsto y afinó los últimos detalles ella misma.

Grandes expectativas

Para una persona que se dedica a planear bodas, organizar la suya debería resultar sencillo. Pero a veces lo complica. Al ser experta en el tema, Giselle Galván se sintió más presionada que nunca cuando se acercó su gran día.

"Cuando todos tus invitados saben que tu vida gira en torno a planear estas fiestas, esperan que la tuya sea espectacular. Eso te hace sentir muchos nervios porque no sólo tú quieres que sea perfecta; ellos también", explica.

Ella y su ahora esposo, Mauricio, estuvieron juntos por siete años antes de tomar la decisión de casarse. El haber esperado tanto tiempo para unir sus vidas fue otro factor que provocó tensión en la novia.

"Pasamos por tantas cosas en esos años que queríamos que ese día fuera increíble", platica.

Como pocas, Giselle admite que se convirtió en una novia neurótica desde el día en que le dieron el anillo, y ahora recuerda esa etapa con humor.

"Me volví súper...

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