Peligran viejos oficios

AutorJonás López

Zapatero, organillero, relojero, afilador, fotógrafo con cámara Polaroid, tipógrafos, mecanógrafos, merolicos, pajareros o camoteros son oficios hoy en peligro de extinción.

El embate de cadenas comerciales trasnacionales, el libre comercio internacional, el despunte tecnológico y la publicación de leyes más estrictas han contribuido a que muchos oficios alguna vez intensamente demandados tiendan a desaparecer de los barrios y colonias, opinó Miguel Cortés, director de Atención al Trabajo No Asalariado de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo del DF.

"La desaparición de los merolicos, por ejemplo, se debe a una cuestión de creación de leyes de protección a los animales, porque ya no se les permite tener las víboras o, en el caso de los pajareros, a los canarios", ejemplificó.

De acuerdo con un registro de personas que ejercen oficios no asalariados, en peligro de extinción, con que cuenta la Secretaría del Trabajo, entre los más escasos se encuentra el de afilador, pues sólo hay 10 personas registradas; el de tipógrafo tiene 39 exponentes; el de organillero, 102; el de zapatero, 150; el de mecanógrafo, 159, y el de fotógrafo con cámara Polaroid, 690.

Para prevalecer y sobrevivir, las personas han tenido que ir actualizándose y aprendiendo nuevas facetas del trabajo, como los zapateros.

"Muchos de los zapateros me han dicho que han tenido que aprender a reparar zapato chino porque no les queda de otra", apuntó Cortés.

Dado que la dependencia capitalina busca que estos oficios prevalezcan, ha comenzado a reunir a los diferentes gremios y a apoyarlos.

Es el caso de los organilleros, que sólo quedaban 20 y al realizar gestiones para convencerlos de que sigan ejerciendo el oficio, ya suman 102.

"Lo que hemos estado haciendo con estos organilleros es volver a reintegrar a la organización.

Hemos organizado asambleas con ellos y, de ser un gremio que se juntaban 20, en la última asamblea ya fueron 102", expresó

Afilador

Tiene un silbato que ya no se usa

El silbido que anunciaba sus servicios de afilador por la calle, hace años que fue ahogado.

Leonardo López, que durante casi 40 años recorrió las calles de Coyoacán, platicó que dejó de usar su silbato en forma de quena porque ya no es necesario anunciarse: en las casas ya hay aparatos para sacar filo o cuchillos chinos que nunca se estropean.

Ahora se dedica casi exclusivamente a visitar restaurantes, fondas, pollerías, carnicerías o taquerías en donde aún se necesite afilar un cuchillo o...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR