Pelean plaza PAN y PRI: Abandera Abreu al calderonismo

AutorVíctor Hugo Michel

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MÉRIDA.- Pocos como Xavier Abreu pueden representar al calderonismo.

De 57 años de edad, 30 de los cuales los ha pasado en el PAN, Abreu ha abrevado de la corriente doctrinaria albiazul igual que Felipe Calderón. Fue también discípulo y amigo de Carlos Castillo Peraza y coordinó el año pasado la campaña presidencial en Yucatán.

En 1984, Abreu conoció a Calderón como líder juvenil panista. El ahora Presidente de la República era un muchacho de pelo ensortijado y lentes de pasta.

"Llegó con Pery Morelos (militante de Michoacán) y Jesús Galván. Eran los alumnos destacados de Carlos Castillo Peraza", recuerda Abreu. Asistieron al cierre de campaña de Castillo, quien contendía por la Alcaldía de Mérida.

Desde entonces Calderón no faltaba a los momentos importantes del panismo en la entidad. En los actos de resistencia civil, en las celebraciones de triunfos, en los reparos de derrota y en la campaña de Abreu que lo llevó a ganar la Alcaldía de la capital yucateca.

La candidatura de Abreu a la gubernatura es producto del impulso del calderonismo y hoy, con ánimos encendidos y violencia en ciernes, Abreu y el calderonismo enfrentan una prueba de fuego.

Del resultado, se admite en el panismo, no sólo depende la gubernatura, sino también que el calderonismo llegue a la Asamblea Nacional blanquiazul, en junio próximo, con renovados bríos para enfrentar a Manuel Espino por el control del partido.

Abreu confió a REFORMA que llega a la jornada electoral con el ánimo en alto, confiado de haber realizado una buena campaña.

"Estoy tranquilo", dijo, con su escaso cabello y tupido bigote recién cortados.

Su pronóstico es optimista al extremo: dice que cerrará con 50 mil votos por encima de su rival priista, Ivonne Ortega.

Según él, su mitin de cierre de campaña fue el más grande que haya realizado el panismo en su historia en la entidad. Más grande, asegura, que el que encabezó Manuel Clouthier en 1988 luego de una imponente marcha del silencio.

Hombre de hábitos y confeso seguidor de Kant y Santo Tomás de Aquino, el alguna vez estudiante de Filosofía tiene previsto cumplir un último ritual antes de enfrentar la decisión del electorado peninsular para disipar los nervios de una jornada de final reservado.

"Me voy a fumar un cigarro a la medianoche en la mesa de la cocina. Después iré a la cama", prometió.

Luego de una contienda de montaña rusa que prendió en un momento los focos de alarma en la dirigencia nacional del PAN -y que aún pone el resultado...

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