Pega el ruido a su puesta

AutorAbraham Vázquez

Una alegoría pesimista de un mundo con un Dios que no escucha y cuya única creación libre parece ser la muerte presentó "Los Fantoches", la noche del sábado en la 20 Muestra Estatal de Teatro.

Fue un montaje que resultó espectacular para la vista por su producción: siete actores en zancos, seis de ellos con máscaras gigantes, que parecían títeres sin hilos moviéndose por el escenario al aire libre del Teatro de la Ciudad.

La gente desde las escalinatas del espacio observó, disfrutó la obra y, por momentos, escuchó, ya que la acústica del espacio, las llamadas por celular y el ruido ambiental impidieron entender algunos parlamentos de esta obra creada en 1959 por Carlos Solórzano, dramaturgo guatemalteco y precursor del teatro universitario en México.

Dirigida por Ernesto Cruz, la obra se desarrolla en un cuarto en donde se encuentran los fantoches, esta especie de piñatas con explosivos, que por tradición popular arden en Semana Santa.

Cada fantoche representa a un personaje de la sociedad -el joven, el viejo, la mujer, el artista, el Judas y el intelectual-, todos creados por el Viejo Muñequero, y están a capricho de su Hija, la Muerte, que decide su destino. Y aquí no hay piedad, ni redención ni otra libertad más real, que...

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