Paz Flores/ Welcome to Monterrey

AutorPaz Flores

Un domingo en la Alameda se convierte en lugar de sincretismos: "Sombrero con plumas y botas vaqueras, estoy seguro que no habrá morrita que conmigo no quiera, ahí rolando en la Alameda", canta la ecléctica voz de La Verbena Popular. Pero no sólo son una curiosidad antropológica, son un fenómeno masivo. En el centro olvidado de Monterrey nuestra caracterología étnica aun está en proceso. Los "cholos" ya no son sólo mestizos, se les ha unido el indígena en un proceso de aceptación cultural.

Si exigimos a Norteamérica protección al migrante, ¿por qué no lo hacemos aquí? En Monterrey hay indígenas de San Luis, Veracruz y hasta de Guatemala.

Me contestarán: ¡Ese es un problema de San Luis! Cierto, pero las repercusiones sociales las tendremos nosotros. ¿Qué vamos a hacer? ¿seguir culpando a San Luis y esperar unos años a que la sobrepoblación marginal nos rebase? Son una raya en el olvido, mimetizan con el desierto, vienen a trabajar y nos da por pensar que son fantasmas, que no tienen pertenencia, huella o repercusión.

La situación del indígena en Monterrey es muy parecida a la del bracero en Norteamérica. Trabajan en un mercado negro y sufren atropellos, pero está tan cerca el fenómeno de nuestras narices que no lo vemos o no lo queremos ver. La migración masiva de Norte a Sur y de Este a Oeste es un fenómeno mundial. Las regiones donde no se plantea una postura al respecto sufren mayores consecuencias.

En la "casta" más desprotegida está la mujer indígena. Llegan aun niñas, toman un trabajo y no duran más de dos años. Un día dicen: -"Señora, estoy embarazada". No vuelven a encontrar trabajo. Regresan a un pueblo solitario que rememora al Comala fantasmal, pues todos los hombres huyeron de "mojados", o se quedan y deambulan por las calles. Los hijos mueren o se convierten en niños-esquina. Son víctimas de algún abortero clandestino, mueren en la raya o salen maltrechas. Viven en las alcantarillas y se les ve entre los puentes durante la noche. Las que logran librarla acuden a pequeñas escuelitas ilegales cercanas a la Alameda, donde les cobran una educación que debería ser gratuita.

Estas mujeres carecen de una orientación sexual para sobrevivir en la urbe. Las estadísticas apuntan claramente que no es una ley la que disminuirá el aborto o el abandono sino las acciones concretas que se tomen al respecto: asistencia social, acceso a guarderías.

Ha surgido una red de negocios que comercia con este tipo de migrantes. No tienen control. Caen en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR