Paz Fernández Cueto / 'Dos leonas no hacen pareja'

AutorPaz Fernández Cueto

La sentencia en el pleno de la Suprema Corte reconociendo como matrimonio la unión entre personas del mismo sexo giró en torno de formulismos inútiles. Más allá de que si la pareja homosexual sufrió o no discriminación al negársele el matrimonio, lo que estuvo en juego fue la garantía de las instituciones y su repercusión social. Me pregunto si los señores ministros sopesaron la trascendencia de esta resolución, al tratarse de una institución milenaria, de una fórmula cuidadosamente destilada a lo largo de los siglos que define el matrimonio como la unión entre un solo hombre y una sola mujer para perpetuar la especie, y proporcionarse ayuda mutua en la vida.

En una democracia concebida como sistema de vida, el papel educativo de la ley no puede pasar desapercibido, menos aún, si consideramos que el matrimonio es una institución pública por la que el Estado garantiza la reposición de su elemento constitutivo más importante: el humano, a través de la perpetuación de la especie. Extender la institución del matrimonio a las uniones entre personas del mismo sexo provocará una amenaza real para la subsistencia del Estado, que debe garantizar la protección de la familia, como expresamente lo señala el artículo cuarto de la Constitución. No en vano el deterioro social que padecemos todos por igual, al margen de creencias religiosas, ideológicas o políticas, es efecto y consecuencia de la desintegración familiar que va en aumento, a consecuencia de leyes y políticas públicas basadas en "razonadas" sinrazones.

A propósito, me llegó una reflexión titulada "Al pan pan y al vino vino", que aplica maravillosamente con el tema que nos ocupa. Desconozco su autor, me permito transcribirla literalmente conservando la frescura de su autor.

"Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos tampoco. No pueden aparearse. Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de la misma especie. Son cosas de la zoología. No es producto de la cultura hitita, fenicia, maya, cristiana o musulmana.

Por supuesto que no es un invento de la Iglesia. Muchos siglos antes de que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía el matrimonio como la unión de un hombre y de una mujer. Después ellos se divertían con efebos, que para eso estaba, para el disfrute. La esposa era para tener hijos.

La palabra matrimonio procede de dos palabras romanas: 'matris' y 'munio'. La primera significa madre, la segunda defensa. El...

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